Menuda se montó anoche en El Buen Pozo Sediento. Trifulcas como ésta no las recuerdo desde que nos visitaba un grupo de ladrones de caballos, pendencieros, borrachuzos y asilvestrados medio-orcos. Y esas se quedan pequeñas.
Primero llegó una mujer con un niño. Ella era menudita, envuelta en un sucio chal de punto y la cabellera grasienta recogida en una larga trenza. Y el niño resultó ser un enano. Hasta ahí todo normal.
Después llegaron los gemelos calvos, dos tiarrones de dos metros, con brazos como piernas y piernas como árboles. Mudos los dos.
Por último llegó él: siniestro, con un aire rancio y andares lentos que trataban de disimular una estrepitosa cojera.
Se sentaron juntos, por lo que deduje que se conocían de antes, o que venían juntos. Más tarde supe que eran una compañía de titiriteros y feriantes, o lo que quedaba de ella.
Todo comenzó con las bromas del enano, que tras unas cuantas jarras comenzó a meterse bajo las mesas y a asomarse por debajo de las faldas de todas las mozas de la sala. Después se dedicó a incordiar a todo el que se cruzaba en su tambaleante camino. Hasta que se topó con un parroquiano malhumorado.
Salieron en su defensa los gemelos calvos, y al final se enredaron hasta la mujer de la trenza y el cojo.
Volaron vasos, sillas y jarras. Relucieron aceros, se maldijeron dioses desconocidos, rodaron contrincantes dándose puñetazos... Se pelearon hasta las camareras, entre sí.
El único que no participó fui yo. Bastante tuve con defender el mostrador e impedir que la trifulca se extendiese hasta dentro de la barra. Con mi ajusta-razones de la mano di algún garrotazo que otro y enderecé el lomo a más de uno.
La peor parte parecía que la llevaba el cojo titiritero, con un puñal clavado en una pierna y un ojo en la palma de la mano. Ese fue el detonante que detuvo la pelea. Se hizo un corro silencioso alrededor del herido. Pero el silencio trocó en una carcajada generalizada cuando el hombre se colocó de nuevo el ojo en su cuenca vacía.
-¡Es de cristal! –advirtió.
La tensión se alivió del todo cuando se desencajó la pierna de madera y desclavó el puñal que alguien había incrustado en ella.
Al final todo acabó como acaban siempre estas cosas: se abrieron dos barriles nuevos y acabamos cantando abrazados, besándonos como hermanos y dándonos palmadas en la espalda. Eso sí, muchos estaban tullidos y renqueantes por los golpes recibidos, con ojos amoratados, labios partidos y nudillos despellejados.
Así que corrió la cerveza, generosamente pagada por los recién llegados, y los daños fueron escrupulosamente recompensados por los parroquianos.
El cojo se acomodó en la barra y me advirtió que si guardaba mi garrote me invitaba a una buena botella de las que los posaderos guardan bajo el mostrador. Al final no recuerdo cuándo se marcharon, porque me desperté encima de la barra, harto de beber, siguiendo el imparable ritmo del titiritero. Claudio... o Getchell, no recuerdo bien cómo se llamaba.
¿Claudio o Getchell?
Claudio. Getchell no existe.
¿Por qué elegiste Getchell?
Era un personaje de James Ellroy, en concreto un periodista de la prensa rosa homófobo y drogadicto. Me gustó por su ambigüedad. Ahora queda como mi identidad virtual.
Preséntanos “El Dios de los Mutilados”.
Se trata de mi primera novela, una aventura crepuscular en un mundo fantástico con toques cínicos y algo de mala leche. Hablo sobre la desmitificación, tanto del héroe como del género, aunque siempre sin perder el respeto ni la perspectiva. La idea era crear algo nuevo a partir de los estereotipos clásicos, aunque para ello tuviera que dinamitar los cimientos.
Así que corrió la cerveza, generosamente pagada por los recién llegados, y los daños fueron escrupulosamente recompensados por los parroquianos.
El cojo se acomodó en la barra y me advirtió que si guardaba mi garrote me invitaba a una buena botella de las que los posaderos guardan bajo el mostrador. Al final no recuerdo cuándo se marcharon, porque me desperté encima de la barra, harto de beber, siguiendo el imparable ritmo del titiritero. Claudio... o Getchell, no recuerdo bien cómo se llamaba.
¿Claudio o Getchell?
Claudio. Getchell no existe.
¿Por qué elegiste Getchell?
Era un personaje de James Ellroy, en concreto un periodista de la prensa rosa homófobo y drogadicto. Me gustó por su ambigüedad. Ahora queda como mi identidad virtual.
Preséntanos “El Dios de los Mutilados”.
Se trata de mi primera novela, una aventura crepuscular en un mundo fantástico con toques cínicos y algo de mala leche. Hablo sobre la desmitificación, tanto del héroe como del género, aunque siempre sin perder el respeto ni la perspectiva. La idea era crear algo nuevo a partir de los estereotipos clásicos, aunque para ello tuviera que dinamitar los cimientos.
¿A qué público va dirigida?
Yo no la dejaría leer a menores de 14 años, pero me consta que hay lectores más jóvenes incluso. En una presentación se me acercó un chaval y me contó que le había encantado mi novela porque se decían tacos. Aquello fue una catarsis para él.
En El Dios de los Mutilados encontramos un paladín manco, un ladrón promiscuo, un bárbaro suicida, una hechicera de generosos pechos, un arquero tuerto… (si no me equivoco). ¿Es una novela de humor, una parodia de la fantasía épica? ¿Qué es EDDLM?
El arquero es ciego, aunque con algunas peculiaridades que no desvelaré. Y sí, es cierto, la novela tiene humor, pero no es una parodia. El respeto al género está en cada página, y os puedo asegurar que es muy, muy épica. Prácticamente la mitad del libro es de acción. El humor surge solo. Si en la vida real un periodista le lanza los zapatos al presidente de EEUU, ¿por qué no se pueden dar esas situaciones en la ficción?
¿Quién la tiene más larga?
Esa frase dejó perplejo al bueno de Paco Illán. La repite un personaje varias veces, y no se sabe si se refiere a la cuerda que lleva al hombro o a un aspecto de su anatomía. En la novela manejo unos 20 personajes a la vez, y no todos hablan igual. Éste en concreto es un hijo de la calle bastante socarrón y bocazas.
¿Te ha costado mucho lograr su publicación?
En un principio no iba ni siquiera a escribirla. Fue durante una conversación con David Mateo que me animó a lanzarme a ella. Después la envié a Equipo Sirius y les convenció. Se podría decir que fue llegar y besar el santo, aunque no siempre es así.
¿Habrá continuación?
Está escrita y saldrá para abril de 2009. No os puedo decir el título porque aún no me he decidido. Sólo diré que merecerá la pena leerse la primera parte con tal de ver lo que he hecho con la segunda. Estoy muy contento del resultado.
¿Tienes más obras publicadas (relatos, etc)?
Si, he publicado cuentos en revistas y en unas ocho antologías. No diré nombres porque son inencontrables. Una de ellas salió en Australia, imagínate.
¿Qué has escrito últimamente y en qué estás trabajando ahora?
Lo último que he escrito ha sido mi carta a los Reyes Magos… no, es broma. Ahora mismo ando liado con una novela negra cuyo título provisional es “Perro viejo”. Trata sobre la corrupción en la ciudad de Alicante y uno de los protagonistas es un actor apellidado Banderas.
¿Se puede vivir del cuento?
Si estás casado con la Duquesa de Alba, sí, sin duda. Hasta podrías vivir sin escribir. Si no cumples con ese requisito, me temo que está francamente difícil.
Impartes (o has impartido) talleres de literatura con chavales. ¿Qué te mueve a prender entre los más pequeños la llama de la lectura?
Lo primero, el hambre, porque se trata de un trabajo. Luego están las alegrías que te dan esos pequeños, el ver la ilusión en sus miradas y comprobar como hay algunos que devoran libros.
¿De qué les hablas en esos talleres? ¿Les lees? ¿Les obligas a escribir, látigo en mano?
Les hablo como a adultos y bromeo con ellos. Hay varias clases diferenciadas, algunas más dinámicas, de trabajos en grupos, y otras más tediosas y teóricas. En cualquier caso, hay que permitir que los niños se expresen, que para estar en silencio ya tienen el colegio.
Según las últimas estadísticas, el índice de lectura infantil es elevado, pero se ve reducido al llegar a los 13-14 años. ¿Deja de interesar la lectura a los adolescentes?
O tal vez encuentran otras cosas que les interesan más, no lo sé. Todo depende de que haya algo que les estimule. Los autores tienen la responsabilidad de que no pierdan el interés.
¿Qué podemos hacer para fomentar la lectura de los chavales?
Yo les daría cómics. No son libros, pero tienen letras, y fomentan el hábito de leer a diario. Tienen dibujos muy llamativos y sus historias están cargadas de imaginación y aventura. No aguanto los libros por edades que enseñan valores, están escritos por señores entrados en años y escogidos por editores que piensan más en el mercado que en el lector. Puedes ofrecer a los chavales un libro sobre reciclar, pero como no te dirijas a ellos como personas inteligentes y le des algo de movimiento, será un fiasco.
¿Cuántas horas le echas escribiendo al día?
El año pasado escribía unas 4 o 5 horas, a veces más. Este año estoy más liado con unos cursillos de formación y tengo menos tiempo, pero trato de alcanzar las 2.500 palabras diarias.
¿Corriges o reescribes mucho lo que escribes?
Corrijo mucho y reescribo poco. Si una frase no funciona, prefiero eliminarla de un plumazo que reformularla, siempre y cuando no desestructure el párrafo.
¿Es muy diferente escribir una novela o un relato de escribir un guión para una peli o un corto?
Todo se resume en lo mismo: contar historias. Ahora, los medios son distintos y hay que adaptarse. Una novela es más amplia, tienes más espacio para desarrollar las tramas y puedes dispersarte en diálogos más largos o descripciones más minuciosas. En un relato hay que ir a la esencia de la historia. No puede haber nada superfluo. Las palabras deben estar contadas, ya que el espacio es mucho menor. Y en cuanto al cine, tras unos cuantos guiones, he aprendido a pensar de forma más visual.
¿Qué es más complicado para ti?
Darle nombre a los personajes. Soy un absoluto negado para eso. Particularmente, me resulta más sencillo escribir diálogos. Por cierto, mi jarra lleva un rato vacía.
Háblanos de tu experiencia con los cortos cinematográficos y del último que has dirigido.
Hacer cine es un trabajo en equipo. He escrito cuatro cortos y dirigido dos. En todos, el resultado final no se parece al que tenía en mente. En ese aspecto, el escritor tiene más control en la narrativa. En cualquier caso, también surgen nuevas ideas, actuaciones que te sorprenden y conoces gente estupenda. Mi último corto se titula "Canela vol. 0,5" y es de género negro. Es la segunda parte del corto de Pablo Ferrando titulado también Canela.
¿Dónde podemos verlo (si es posible)?
Lo estrenamos el viernes 30 de enero en el Fnac de Alicante a las 20.30 horas. El que sí se puede ver en youtube es la primera parte: "Canela vol. 1", y mi anterior corto como director: "La hora de la siesta".
¿Dónde encuentras la inspiración para tanta creatividad?
Las ideas vienen solas. Un amigo te cuenta una anécdota, o ves una escena de una peli que te llama la atención, o lees algo que crees que su autor no le ha sacado todo el jugo. O una mezcla de todo un poco. Supongo que hay personas más prácticas y otras que vivimos en las nubes.
¿Eres de los que llevan lápiz y papel en el bolsillo por si de repente surge una brillante idea, o de los que cree que recordará esa genial idea y luego la olvida por siempre jamás?
En invierno llevo una libretita con un boli en el bolsillo de la chaqueta, pero en verano uso el móvil. Como me gustan mucho los diálogos, suelo escribir conversaciones de bar o respuestas ingeniosas. El problema de las grandes ideas es que, después de la resaca, leo los garabatos indescifrables que realicé entre cubata y cubata, y descubro que tal vez no eran tan buenas ideas.
¿Quién es la primera persona que lee tus escritos? ¿Sigues sus consejos?
No tengo ningún lector “oficial”. Soy un ser mezquino y antisociable.
¿Cuando escribes lo haces siguiendo un guión previamente establecido o simplemente te sientas y comienzas a teclear lo que va saliendo?
Yo vengo de la novela policíaca, y ahí no se puede improvisar. Sigo un guión bastante abierto para dejar que los personajes y la historia respiren. Sé el orden de las escenas y lo básico que debe suceder en cada una, pero no es hasta que me siento a escribir que concreto la forma de contarlo. El fallo de este sistema es que se me suele ir la mano con los diálogos.
¿Cómo ves el panorama de la literatura fantástica a nivel nacional?
Yo soy optimista. Creo que hay editoriales que publican fantasía, Ci-Fi y terror, tanto de autores nacionales como extranjeros. Puede que no tengamos la misma tirada que otro tipo de libros, pero se edita bastante y hay una serie de escritores muy novedosos que se están haciendo un hueco.
¿Qué tiene la zona del Mediterráneo (Murcia, Valencia, Cataluña), que no tienen otras zonas (como la árida Castilla y León) para que los autores de esa zona comiencen a despegar?
Si te lo dijese, tendría que matarte. Puede que la respuesta sea tan sencilla como que la población se concentra en la costa, dejando el centro deshabitado (salvo Madrid). En realidad no lo sé, pero es probable que te mate de todas maneras.
¿Crees que con el uso de las nuevas tecnologías (blogs, libros electrónicos, etc) se mejorarán las oportunidades para los autores nóveles, desconocidos o nacionales?
Es una forma de hacerse ver. El problema radica en que mi vecino del quinto también tiene blog y el colapso de la web es grande. De todas formas, no deja de resultar una herramienta útil de información y comunicación entre autores, editores y lectores, siempre y cuando sepas donde buscar. Hay un feedback que antes no se tenía.
¿Qué libro(s) estás leyendo ahora mismo?
He sacado de la biblioteca La muerte de Amalia Sacerdote, de Andrea Camilleri. Ha ganado el II Premio Internacional de Novela Negra RBA, aunque de momento es bastante tedioso. Lo que no entiendo es cómo un tipo que escribe en italiano gana un concurso de novelas en español.
Recomiéndanos un libro imprescindible, uno que no nos podamos perder, el que te llevarías a una isla desierta.
En su momento me impactó La Dalia Negra, gran libro de James Ellroy y penosa película de Brian de Palma, aunque hoy por hoy me quedo con Meridiano de sangre, de Cormac MacCarthy.
¿Cuál es el primer libro que recuerdas haber leído de niño?
Recuerdo devorar Mortadelos, aunque no reírme con ellos. Había un libro aburridísimo de un hada que vivía en el tronco de un árbol. La encontraban dos hermanos, chico y chica, y vivían aventuras descafeinadas y soporíferas. Era una versión sosona de Doraemon, que ya es decir. Conservo la cordura gracias a que olvidé el título.
¿Qué prefieres, playa o montaña?
A mi novia le encanta la playa, así que la playa (aunque prefiero la montaña).
¿Un lugar ideal para irte de vacaciones?
Hace poco regresé de Mallorca, y me encantó. Tienes playa, montaña y alemanes en la misma isla.
¿Cuál es la última peli que has visto? ¿La recomiendas?
Rockanrolla, de Guy Ritchie. Muy en la línea de sus otros films. A mí me gustó.
¿Qué me puede decir de su agria polémica con los críticos literarios de “El País”?
Te confesaré que sus malas críticas hacia mi persona son pura envidia. Nunca entendieron mi tórrido romance con Elsa Pataki.
Unas cuantas de Friki:
Perfecto, pero antes rellena la copa. Ni que tuviera un agujero en el fondo…
¿Reinos Olvidados o Dragonlance?
Reinos Olvidados. El vicio que me he pegado al Baldurs Gate no se lo recomiendo a nadie.
¿Sandokán o Spiderman?
Ninguno es santo de mi devoción. Tal vez Spiderman, pues de sus páginas surgió Punisher.
¿Super López o Superman?
Super López, aunque primero fue la gallina, claro.
¿Conan o Batman?
¿Sabes quién ganaría si se enfrentan Conan y Batman? Chuck Norris.
¿Star Wars o El señor de los anillos?
Empate. Dejemos a Aragorn con una espada laser y en paz.
¿Indio o vaquero?
Adoro el western, pero no soporto el papel de los indios como los malos de la peli. Me quedo con el vaquero, pero el mercenario, el Clint Eastwood que surge del desierto sin nombre ni pasado. ¿Sabías que Juanmi Aguilera catalogó a El Dios de los Mutilados dentro del género spaguetti fantasy?
¿Tom Sawyer o Harry Potter?
Tom Sawyer. No entiendo ni papa de inglés, pero tengo entendido que sus diálogos están muy cuidados, más aún para la época.
Salud a todos los visitantes de El Buen Pozo Sediento. Por mi parte, debo marchar ya, pues aún quedan tierras que saquear y princesas que ultrajar. Si alguien se apunta, sólo tiene que acercarse a Equipo Sirius y agarrar una espada.
Claudio Cerdán, licenciado en Sociología gracias a otro error del sistema educativo, pronto se tiró a la escritura (en todos sus sentidos). Ha publicado en más de media docena de antologías, gustándole eso de vivir del cuento. Haciendo caso omiso a las voces que sonaban en su cabeza incitándole a ganar dinero, se preocupó por ser el eterno finalista de cada concurso al que se presentaba (Tétrada literaria, Semana Negra, Lengua de Trapo…). También ha colaborado con diferentes revistas (Tierras de Acero MGZN, Historias Asombrosas, La Gangsterera…) y portales de Internet. Guionista de cómics y cortometrajes, en la actualidad trabaja como sheriff corrupto en la ciudad de Poisonville mientras ultima sus planes para conquistar el mundo.
Podéis seguir sus andanzas creativas en su blog: Conservado en alcohol.
5 comentarios:
Menudo impresentable...
No le hagas ni p... caso, que seguro que todo lo que cuenta es mentira XD
Coincido con David, aunque en el fondo es buen tipo e incluso escribe bien, ;)
A vosotros también os mataré!! ;D
C.
Menos mal que a mi no me puede matar...de momento.
Pues la segunda es mejor.
Jorge
Joer con el cojo éste. Menos mal que se puso el ojo de cristal al revés...
Me divertí mucho leyendo tus respuestas, Claudio.
Bravo.
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