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viernes, 13 de febrero de 2009

Entrevistando a... Sergio Mars


El caballo llegó por sí mismo a la puerta de El Buen Pozo Sediento. Tal vez atraído por el olor de la posada o por el abrevadero. Su jinete, delirante y semiinconsciente cayó a plomo en cuanto el caballo se detuvo. Sus huesos viejos levantaron el polvo de la entrada y allí se quedaron, hasta que acudimos prestos al auxilio.
El hombre estaba demacrado, muy quemado por el sol, delgado, más bien famélico, y medio muerto. Tendría alrededor de cuarenta, tal vez menos. Pero lo extraordinario es que presentaba las manos atadas y la boca amordazada.
En cuanto le liberamos respiró con grandes bocanadas. Tan pronto como tomó aire pidió agua. Tan pronto como bebió pidió pan. Y tan pronto como comió pidió cerveza.
Después se durmió, allí mismo, en brazos de la afectada camarera que le sujetaba.
Estábamos tan preocupados que llamamos a un matasanos de confianza que vive a un día de cabalgada. El extraño aún dormía cuando llegó el doctor.
El primer reconocimiento no desveló nada anormal, a parte de quemaduras por el sol y de una extrema delgadez.
De repente abrió los ojos, como si fuéramos los primeros seres humanos que veía. Y comenzó a hablar.

Habló y habló sin parar, en un torrente inacabable de palabras. Durante un largo tiempo nos mantuvo con los ojos como platos, mudos de asombro.
Al cabo de las horas, mi amigo el doctor me llevó aparte y me explicó cómo acallar al extraño. Le atamos las manos, le amordazamos, le subimos a su caballo y le dimos una buena palmada en la grupa. ¡Hay que ver! El extraño seguía hablando a través de la mordaza mientras el caballo se alejaba de la posada.
Pero fue una charla realmente interesante y esto es lo que nos contó.


Sergio Mars, simplemente. ¿No utilizas ningún apodo?
No, simple y directo. Por un lado, los apodos en literatura fantástica los asocio negativamente con la época en que, para conseguir publicar, un escritor español tenía que buscarse un seudónimo anglificado. Por otro, resulta un poco lioso el llamarse de cierta forma en un foro, ser conocido con otro apelativo en una asociación y publicar tus libros bajo un tercer nombre. Bastante difíciles están las cosas para ir diluyendo los esfuerzos en múltiples identidades que no siempre es trivial vincular. Además, contar con un apellido inusual y corto ayuda bastante. De hecho, me han preguntado varias veces si Mars es apodo. ¿Qué podría ofrecerme un seudónimo que no tuviera ya con mi nombre?

Preséntanos “El Rayo Verde en el Ocaso”.
“El rayo verde en el ocaso” es un futuro fascinante de visitar, aunque casi nunca deseable como porvenir. Un futuro sólidamente anclado en los últimos avances de la ciencia, que explora las posibilidades y peligros de tecnologías como la ingeniería genética aplicada a la planificación familiar, la nanotecnología a la protésica o la física cuántica a la literatura. Es también un retrato del ser humano en su faceta de Homo technologicus y una crónica anticipada de sus victorias y derrotas frente a los misterios que aún nos esconde el universo.

¿A qué público va dirigida?
¡A todos los públicos! Pero sobre todo a aquellos que disfruten con la ciencia ficción clásica y tengan curiosidad por seguir su evolución dentro del siglo XXI y más allá. Me veo moralmente obligado a dar la alarma sobre que hay muchísimo más público potencial que ejemplares editados, así que es un bien escaso que no conviene dejar escapar.

¿Has tenido la oportunidad de contemplar alguna vez “el rayo verde”?
Sólo el de la Estrella de la Muerte. El fenómeno óptico operado sobre los últimos rayos del Sol en condiciones climatológicas especiales, a decir verdad, no me atrae por sí mismo (ni siquiera es ése el origen del que da nombre a la antología), sino por su valor metafórico, como un rayo de esperanza que surge justo cuando las tinieblas se extienden sobre el mundo. Por supuesto, también constituye un pequeño homenaje a Jules Verne (aunque esa novela suya en particular no es ni de lejos una de mis preferidas).

¿En esta antología de relatos qué vamos a encontrar?
Un vistazo especulativo al futuro inmediato, equilibrando rigor científico e interés dramático surgido, como no, del conflicto. Me interesa de forma especial el efecto de la tecnología sobre el ser humano y la respuesta de la sociedad ante el cambio. Varias críticas han señalado cierto gusto por la oscuridad, pues pinto a menudo amenazas más o menos veladas en el horizonte de mis protagonistas, y creo que han dado en el clavo, pues los futuros negros son más atractivos que la especulación utópica. Quiero recalcar, sin embargo, que, salvo en el caso de un evidente homenaje, no hay “conocimientos prohibidos en los que el hombre no debe indagar”. La amenaza no proviene de la ciencia en sí, sino en todo caso del uso que de ella puede hacer el hombre (o, en algunos casos, es una amenaza preexistente que la ciencia sólo pone de manifiesto).

Y para cerrar, por supuesto, está la novela corta “Cuarenta siglos os contemplan”, mención en el premio UPC de 2007; la epopeya de un pequeño grupo de supervivientes, en un mundo fantástico y aterrador, dirigidos por un líder que quizás no sea tan perfecto como aparenta; que está cosechando muy buenas críticas.

¿Te ha costado mucho lograr su publicación?
Sí y no. Me explico: la publicación en sí ha sido un camino relativamente sencillo que se inició en la Hispacon de Dos Hermanas en noviembre del 2006. Allí me presenté a Raúl Gonzálvez, el responsable del Grupo Editorial AJEC, y le hice una propuesta de antología. Acordamos que se la enviaría y, tras unos pequeños ajustes (eliminar tres o cuatro cuentos, meter la novela corta que acababa de ser finalista del UPC), la incluyó en su parrilla de lanzamiento. Tuve suerte, porque AJEC era mi primera opción. Había analizado el mercado y había llegado a la conclusión de que era la mejor (y casi la única) alternativa para ese tipo de obra (antología de ciencia ficción dura escrita por autor español novel). A partir de ahí, dispuse de total libertad para decidir sobre el orden de los relatos, la maquetación, la portada...

Por otro lado, el trabajo de escritura anterior, cuando verlo compilado en un libro era casi una quimera, es otra cuestión. En la antología hay cuentos cuya primera versión data de diez o doce años atrás (aunque el más antiguo de los previamente publicados es de 2002). En cierto sentido, la considero la culminación de un trabajo iniciado a finales del 2001 (con especial intensidad desde el 2005), por conseguir disponer de un bagaje literario suficiente para aportar la materia prima y contar con un mínimo reconocimiento de nombre que pudiera avalar la publicación (una treintena de relatos en una docena larga de publicaciones, algún que otro resultado destacado en certámenes, cierta labor en el campo del ensayo...). Todo ese esfuerzo, incluso el más tangencial, servía a un mismo propósito, cristalizado en esta primera publicación individual.

Del mismo modo, espero que “El rayo verde en el ocaso” no se quede ahí, sino que me sirva como un peldañito para seguir subiendo.

¿Tienes más obras publicadas? ¿Alguna inédita, esperando editor?
Cuentos sueltos bastantes, distribuidos por diversos proyectos como Miasma, Artifex, Alfa Eridiani, NGC3660, Visiones 2005 y 2006, Aurora Bitzine, Estel... Lo más reciente será la publicación de un cuento inédito en la primera entrega de la antología “Calabazas en el Trastero”.

A título individual, estoy cerrando los flecos de un segundo volumen con AJEC, que espero que se titule “La mirada de Pegaso” y que llevará mi ciencia ficción un paso adelante (tanto desde un punto de vista conceptual como estilístico).

En el cajón, entre varios proyectos en diverso grado de desarrollo, acumulan polvo dos novelas fantásticas, una de ellas juvenil y la otra épica (pero una épica howardiana antes que tolkiniana). La verdad es que no las estoy moviendo mucho, pues no acabo de ver un nicho editorial que me permita un lanzamiento acorde con el potencial que les adjudico. Se podría decir que estoy a la espera de que surja una oportunidad para saltar sobre ella con uñas y dientes.

¿Qué has escrito últimamente y en qué estás trabajando ahora?
Lo último de cierta entidad que he escrito es una novela corta (de casi 40.000 palabras, eso sí) de ciencia ficción dura hibridada con novela negra (sobre la que me encuentro en negociaciones para su publicación). La escribí en verano, y desde entonces lo cierto es que ando bastante desanimado y sólo he escrito dos cuentos y medio para sendos proyectos (uno ha fructificado, otro se ha ido al traste y el tercero aún está abierto). No encuentro motivación para embarcarme en proyectos largos y, con la desaparición de las revistas, he abandonado la escritura de relatos si no es “bajo demanda” (tengo varios inéditos, demasiado largos para encajar en ningún lugar, y deprime bastante ver cómo van acumulando polvo). Supongo que combato el mono escribiendo artículos para el blog de Rescepto.

¿Qué prefieres como lector: fantasía, CiFi o Terror?
En general, encuentro más satisfactoria, por ofrecerme varios niveles de lectura, la ciencia ficción, en particular si nos referimos a la producción contemporánea. Por ejemplo, en cifi me atraen Greg Egan, John Varley, David Brin, Vernor Vinge, (tengo aojado aunque no catado) Peter Watts... mientras que mis gustos en terror y fantasía suelen ser más clásicos (William Hope Hodgson, Robert E. Howard o Henry Rider Haggard), aunque sigo con interés ciertos autores más modernos como Tim Powers o David Gemmell.
Aparte de esto, también recurro con cierta asiduidad a la novela histórica y a la novela negra.

¿Y como escritor?
Lo que más he escrito es fantasía, lo que más he publicado ha sido ciencia ficción y lo primero y último (por ahora) en que me he embarcado ha sido terror. Cada género me proporciona sus propias satisfacciones, así que no sabría elegir. Depende del momento, de mi estado de ánimo y de lo que desee contar (o del tiempo de que disponga para documentarme). Lo que sí es cierto es que en ciencia ficción y fantasía creo que ya he encontrado mi propia voz (en material inédito en su mayor parte), mientras que en terror aún voy tanteando las posibilidades, explorando los caminos abiertos por otros escritores, probando herramientas para decidir con cuáles me quedo...

Estás implicado, o has estado, en diversos proyectos de selección de relatos (Rescepto, Visiones 2008, etc). ¿Cómo se realiza el proceso de descarte o de elección? ¿Qué tipo de criterios se utilizan? Tiene que ser tremendamente difícil en algunos casos e inmediato en otros…
No es difícil, sólo laborioso. Lo fundamental es asumir que toda valoración posee un componente subjetivo. Es algo inevitable, aunque hay que procurar dejarlo para el final. Por ello, los primeros filtros son siempre técnicos. Los relatos son primero y principalmente literatura, así que deben de cumplir con ciertos estándares ortosintácticos. Un lenguaje impecable puede salvar a una idea mediocre, pero ni el concepto más brillante es capaz de sobrevivir a una ejecución deficiente. A partir de ahí, la cosa se complica un poco y entran en liza la idea de base y los recursos literarios utilizados en su servicio. Personalmente, valoro mucho la originalidad y la lógica interna (que no tiene por qué corresponderse con la cotidiana, pero proporciona solidez y propósito a la narración) y soy muy crítico con los abusos estilísticos (cuando no están justificados).

Por supuesto, el proceso de selección se complica mucho cuando lo ejecuta un comité. El resultado suele ser más estandarizado, pero se pierde algo de excentricidad en el proceso. Lo mejor no siempre surge del consenso, o tal vez habría que apuntar que no se puede alcanzar unanimidad acerca de lo verdaderamente innovador. Por ello, siempre recomiendo que nadie se quede con un rechazo (y soy el primero que se cabrea cuando los sufro), pues hay muchos factores en juego. Sugiero un autoexamen desapasionado para comprobar si hay razones objetivas para el fracaso (cuesta mucho reconocerlo, pero es de lo que más se aprende) y a seguir intentándolo.

También estás dentro, o en contacto, con diversas asociaciones como NOCTE o AEFCFyT. ¿Qué papel juegan estas asociaciones en la promoción de autores nacionales? ¿Qué actividades nos proponen?
Por completar el listado, también fui miembro activo de la Sociedad Tolkien Española, y me parece que habría que proporcionar respuestas diferentes en cada caso. Empezando por el final, NOCTE (la asociación española de escritores de terror) no busca tanto la promoción por sí misma como poner en contacto a un grupo de autores con necesidades y problemas similares y un objetivo: conseguir publicar terror en España con un mínimo de garantías. Así pues, NOCTE supondría la suma de esfuerzos individuales. Como se trata de una iniciativa todavía en desarrollo, aún es pronto para juzgar su éxito, pero ya se han realizado actividades como la colaboración con los encuentros Liter Imaginarius de Huesca, con una serie de conferencias sobre Lovecraft, o la participación con microrrelatos en el libro “King Kong Solidario”.

La AEFCFyT debería ser en principio, como agrupación decana de aficionados, una entidad dinamizadora del panorama fantástico español. Lo cierto es que, desde su fundación como AEFCF, ha perdido peso específico dentro del conjunto del fándom, que por un motivo u otro ha preferido una balcanización, en los últimos tiempos en torno a diversos foros de Internet (que presentan una estructura muy diferente a la típica asociativa). Hacen falta manos que trabajen en pro de los objetivos, y a día de hoy la falta de relevo ha puesto en peligro proyectos tan interesantes como las antologías Visiones (que han supuesto en muchos casos la primera oportunidad que disfrutamos los autores de publicar en papel), los premios Ignotus (con todos su vicios e injusticias) o las Hispacones (que son un acontecimiento ideal para favorecer el contacto entre autores, editores y lectores). En los próximos años (si disfruta de ellos), creo que se verá abocada a una reforma en profundidad para ajustarse al nuevo panorama del fantástico en España.

La STE, por su parte, es un poco especial, pues va un poco a su aire, sirviendo de nexo de unión a una serie de personas con inquietudes y aficiones similares, vertebradas en torno a la persona y obra de J.R.R. Tolkien. Celebran convenciones (Estelcon, merith), poseen una revista interna (Estel) y un premio literario (Gandalf), pero su repercusión externa es escasa.

Aparte, existen otras agrupaciones como la AEEYB (Asociación Española de Espada y Brujería), que edita el ezine Ragnarök, o la Abadía Espectral, que gestiona proyectos como El Círculo de Escritores Errantes, la Biblioteca Fosca o las antologías Calabazas en el Trastero, sin olvidarnos de grupos como el Colectivo Xatafi (Hélice, premios Xatafi/Cyberdark) o Avalón, la Asociación Asturiana de Ciencia Ficción, implicada en la Semana Negra, y muchos otros colectivos que sería imposible enumerar (como los foros de Sedice o Scifiworld, Sevilla Escribe, las tertulias, Oscafriki...).

Es una pena que, con tanto potencial humano y tantos esfuerzos, falte la integración necesaria para construir un fándom fuerte y unido que apoye los proyectos y a los autores nacionales (el mejor apoyo sería disponer de una base fuerte de lectores). Si algo echo en falta, es ese espacio común de contacto, ese nexo de unión que permita, respetando la unicidad de cada proyecto, bogar juntos en la misma dirección.

¿Qué es Rescepto Indablog? Háblanos de este proyecto.
Rescepto Indablog nació como un proyecto paralelo al ezine Rescepto, que nos debía proporcionar un medio de fidelizar a los lectores durante los intervalos de tres o cuatro meses entre números. Lo que terminó sucediendo fue que el ezine murió por apabullante falta de apoyo popular (este tipo de proyectos funcionan a base de ilusión y es muy fácil agotar las reservas si no hay respuesta apreciable a los esfuerzos) y se quedó sin función definida. A partir de ahí, con el beneplácito de mis compañeros, lo empecé a gestionar casi como un blog particular, aunque con un enfoque lo más despersonalizado posible. Con el tiempo, ha ido madurando, hasta el momento actual en que las actualizaciones (cada dos o tres días si no hay condicionantes externos), versan principalmente sobre críticas a libros fantásticos (con especial hincapié en los autores españoles), alguna ocasional reseña cinematográfica, artículos cada vez más largos sobre ciencia o literatura (a menudo ubicados en la intersección entre ambas) y anuncios sobre actividades literarias como presentaciones, conferencias o novedades. También lo empleo para la función principal de los blogs, que es el autobombo, pero últimamente ese aspecto, por falta de materia prima, no ocupa muchas actualizaciones.

En esencia, la función principal de Rescepto Indablog es apoyar la literatura fantástica autóctona. Todo lo demás sirve de relleno y ayuda a incrementar el número de visitas. En estos momentos, nos movemos por el centenar de hits diarios, con un total de 40.000 en dos años, y el objetivo estaría en conseguir otros tantos para diciembre. Durante el 2008 las entradas totalizaron unas 105.000 palabras, lo cual equivale a una novela de 350-400 páginas.

Según las últimas estadísticas, el índice de lectura infantil es elevado, pero se ve reducido al llegar a los 13-14 años. ¿Deja de interesar la lectura a los adolescentes?
Más bien deja de interesar que los adolescentes lean o, mejor dicho, que desarrollen un hábito de lectura. Basta con echar un vistazo a las temáticas de las colecciones infantiles frente a las juveniles. Se pasa de aventuras, misterio y emoción a dramones sociales áridos y anodinos aunque, eso sí, muy comprometidos. La literatura pasa a un segundo o tercer plano por culpa de una visión utilitarista de la misma. Eso por no hablar de que justo entonces surge la necesidad de obligar al joven a leerse al menos la cuota oficial de clásicos de la literatura. El amor por los libros no se puede forzar, sino que debe cultivarse con mucho cuidado. Al intentar saltar peldaños en un proceso complejo sólo consigues caerte, con altas probabilidades de llegar rebotando hasta el fondo. Dostoievski mola, pero a los quince años, en general, no puede competir con el cine, los videojuegos y el consumo prelegal de sustancias euforizantes.

¿Qué podemos hacer para fomentar la lectura de los chavales?
Impulsar un cambio de filosofía. Hay que educar primero en la lectura, que luego el joven ya se encargará por sí solo de buscarse las castañas e ir recopilando su colección de clásicos y novedades. Desde hace ya unos años, libros como “El juego de Ender”, por ejemplo, están encontrando con gran éxito su lugar en las aulas. También ayudaría unirse al “enemigo” antes que combatirlo, aprovechando el éxito de determinadas películas para redirigir el interés hacia los libros de que parten (o explotar descaradamente fenómenos como el de El Señor de los Anillos, Harry Potter o, ahora, Crepúsculo). Todo vale con tal de fomentar la lectura, porque en cuanto consigues que alguien se interese por los libros, aunque ese interés haya surgido a partir de obras quizás menos prestigiosas (léase friquis), ya no hay vuelta atrás y ese alguien seguirá leyendo toda su vida.

¿Cuántas horas le echas escribiendo al día?
En estos momentos no muchas. El grueso del trabajo se lo lleva Rescepto Indablog. Una entrada típica me puede llevar en torno a dos horas (incluyendo documentación). A la parte literaria le voy dedicando momentos sueltos.

En “plena producción” (los tres últimos veranos, por ejemplo) llego a las 8 ó 9 horas. Me gusta escribir particularmente de madrugada. El momento más productivo suele ser de doce a tres, o incluso de una a cuatro.

¿Corriges o reescribes mucho lo que escribes?
No, en general no, pero cada vez soy más lento. Hace unos años me podía plantar sin problemas en las 600 palabras por hora, pero ahora pienso y repienso cada frase antes de escribirla, y de inmediato empiezo a realizar ajustes hasta tenerla a mi entera satisfacción. Por supuesto, luego hay varias pasadas de corrección, pero son ajustes menores (cambiando la posición de alguna subordinada, o evitando repeticiones de palabras que sólo se hacen evidentes al leer de un tirón varias páginas). Suelo trabajar con una estructura muy definida (a varios niveles), una especie de armazón que me permite ir rellenando los huecos con una idea bastante clara de lo que estoy haciendo.

Aunque todo lo anterior es cierto en cualquier caso, hay diferencias según el género que esté abordando. En fantasía soy mucho más rápido, mientras que donde más noto la creciente lentitud es en ciencia ficción.

¿Eres de los que llevan lápiz y papel en el bolsillo por si de repente surge una brillante idea, o de los que cree que recordará esa genial idea y luego la olvida por siempre jamás?
Nunca he puesto por escrito una idea en el momento mismo de presentarse. A las ideas hay que tratarlas mal para que, por selección natural, sólo sobrevivan las mejores. Si me olvido de ella es que no valía la pena, si vuelve a surgir, normalmente rescatada del fango por otra que la complementa, entonces quizás sea el momento de dedicarle algo de tiempo. Pueden pasar años hasta que una idea esté suficientemente madura para empezar a considerar siquiera cómo plasmarla. Lo importante es leer mucho, recopilar mucha información y elucubrar sobre muchos temas, porque nunca sabes dónde puede estar la pieza maestra que transforme una simple idea en el esqueleto de una historia propia o en el engranaje que faltaba para que llevar a buen puerto otra anterior.

¿Quién es la primera persona que lee tus escritos? ¿Sigues sus consejos?
No hay ninguna persona que sea la primera en leer todos mis escritos. Hay un puñado de amigos, cuyo criterio respeto, que suelen ser los primeros en leer mis textos, y también tengo a mi hermana, que es psicóloga, cuya opinión recabo a menudo para calibrar las reacciones de mis personajes “raritos”. Por otro lado, hay muchos cuentos que pasan directamente a manos del editor o del comité de selección correspondiente.

Respecto a los consejos, siempre me ha costado admitir su validez (sobre todo porque cuando más los necesitaba, menos tuve, lo que me ha hecho desarrollar cierta tozudez autosuficiente), pero si están bien fundamentados, acabo reconociéndolos a regañadientes y obrando al respecto.

¿Cuando escribes lo haces siguiendo un guión previamente establecido o simplemente te sientas y comienzas a teclear lo que va saliendo?
Antes de escribir una sola línea necesito una idea clara de lo que pretendo y sobre hacia dónde quiero llegar y un guión más o menos firme, al menos para las primeras escenas. Después, durante la escritura, hay muchas sorpresas, pero suelen ser los músculos y la piel que recubren un esqueleto preexistente. Con las narraciones largas (de novela corta para arriba), el destino puede ser un poco más difuso al principio, pero por regla general, a mitad de escrito, necesito saber exactamente a dónde me dirijo y por dónde voy a pasar, pues es entonces cuando hay que empezar a recoger las subtramas y encaminarlas hacia la conclusión. A menudo, encuentro inspiración en una estructura rígida, antes que sentirme constreñido por ella.

¿Cómo ves el panorama de la literatura fantástica a nivel nacional?
Muy mal.
A ver, creativamente, creo que hay un potencial enorme, que además cubre un amplio abanico de estilos. Intento estar al día de la producción nacional (dentro de mis posibilidades pecuniarias), y estos últimos años nos están ofreciendo una cosecha extraordinaria. Ya no sólo de autores consagrados (“El sueño de la razón” de Aguilera), sino también de otros menos conocidos (“Cristales de fuego” de José Antonio Suárez) e incluso noveles (“Los navegantes” de José Miguel Vilar). Hoy en día es relativamente fácil publicar tu primera novela (con una tirada minúscula, eso sí), pero ahí acaban las posibilidades. No hay un mercado superior al que poder acceder. En estos momentos, las tiradas un poquito más amplias (2.000-3.000 ejemplares como mucho) están sólo al alcance de autores consagrados, por la errónea creencia de que un autor extranjero desconocido venderá más con cualquier libro que otro nacional; ¡y eso que somos mucho más económicos! El mundillo editorial especializado ha perdido la oportunidad de construir una base de lectores acorde con el peso demográfico de España. Mientras las cosas iban bien, era un nicho cómodo, pero en época de crisis las tiradas pequeñas se convierten en una losa y las editoriales se encuentran inermes ante las distribuidoras, que son las que manejan de verdad el cotarro y que por menos de 5.000 ejemplares no se molestan en ser eficientes. Hay muchas colecciones importantes en serios apuros, y muchas más las van a pasar canutas antes de que la situación remonte... si lo hace.

A todo esto, hay que añadir el colapso de las revistas, que ha abierto otra brecha en el camino de los autores. ¿Cómo vas a darte a conocer a tu público potencial? Los foros de Internet son demasiado endogámicos para cumplir esta función, ya casi ni quedan fanzines y, por ahora, los lectores pasan olímpicamente de los ezines (tampoco es que queden muchos).

En resumen, el panorama fantástico español actual lo veo dividido en tres islotes casi inaccesibles entre sí. Por un lado están los escritores aficionados, que sobreviven en proyectos locales de nula repercusión externa; un poco más allá están los escritores amateurs, que se encuentran en su propio callejón sin salida de las microtiradas; y por fin hay unos pocos que pueden alcanzar la cima de la pirámide editorial... sólo que ésta se encuentra tan baja que es deprimente en grado sumo (de ahí que muchos autores consagrados estén dando el salto hacia otros géneros para sobrevivir). El andamiaje editorial de la literatura fantástica en España presenta gravísimos fallos estructurales a demasiados niveles para resultar efectivo (y eso que no había mencionado todavía los cada vez más cuestionados concursos, que se supone que deberían actuar de puentes entre los islotes). Se impone un cambio de paradigma, que, me temo, sólo se hará efectivo cuando las cosas empeoren aún más. Para un autor, es un panorama desalentador, porque nunca sabes si se va a desmoronar todo bajo tus pies. Por otro lado, siempre cabe la esperanza de que de las ruinas surja una nueva estructura que permita por fin la profesionalización. Por ahora, sólo se puede ir tirando y rezar para que todo se arregle (o para pegar un pelotazo), pues no se puede vivir eternamente en un callejón sin salida.

¿Qué tiene la zona del Mediterráneo (Murcia, Valencia, Cataluña), que no tienen otras zonas (como la árida Castilla y León) para que los autores de esa zona comiencen a despegar?
Creo que es una simple cuestión poblacional. La Comunidad Valenciana, por sí sola, ya posee el doble de habitantes que toda Castilla y León (de donde provienen, por cierto, dos de los últimos entrevistados en este blog). Es cierto que en los últimos dos años o así hemos irrumpido varios autores valencianos (por cuestión de cercanía geográfica son con los que tengo mayor contacto) en las listas de novedades (David Mateo, José Miguel Vilar, Emilio Bueso, Alfredo Álamo...), pero por aquí siempre ha habido una gran tradición (ahí están Juan Miguel Aguilera, Javier Redal, Laura Gallego, Pascual Enguídanos...). Quizás la aparente eclosión se deba a dos fenómenos, no directamente relacionados. Por un lado, la descentralización del fándom propiciada por Internet y los nuevos sistemas de impresión, y por otro el apoyo que las pequeñas editoriales están ofreciendo a los autores noveles, que nos ha permitido asomar la cabeza.

¿Crees que con el uso de las nuevas tecnologías (blogs, libros electrónicos, etc) se mejorarán las oportunidades para los autores noveles, desconocidos o nacionales?
Soy bastante escéptico al respecto, al menos por el momento. Al final, lo que importa es si el lector potencial va a encontrar y a pagar X euros por tu libro, porque que te lean está muy bien, pero el gran objetivo es la profesionalización, el poder dedicarte en cuerpo y alma a la escritura. Cobrar por tus escritos es el medio de conseguir ese fin, y hoy por hoy no hay un vínculo evidente entre las nuevas tecnologías (que suelen ser gratuitas) y la edición profesional. Otro inconveniente es la falta de mecanismos de criba, que ha propiciado una “balcanización” de Internet, en grupos más o menos numerosos que se relacionan poco o nada entre sí. El futuro parece dirigirse hacia la edición electrónica, pero en estos momentos el único beneficio que puede encontrar el autor está en el campo de la promoción (aunque la competencia sigue siendo feroz), y un poco también en la venta electrónica, que pone al alcance de cualquier aficionado las microtiradas que suelen ser la norma (porque encontrar un ejemplar en una librería puede llegar a ser una tarea imposible).

¿Qué libro(s) estás leyendo ahora mismo?
Acabo de terminar “La plaga escarlata y 14 cuentos fantásticos” de Jack London (la novela corta que da título al volumen es una interesante narración postapocalíptica, e incluye relatos muy recomendables como “Un millar de muertes”, “Una reliquia del pleistoceno” o “El rojo”) y he iniciado la lectura de “La larga noche del fin”, un bolsilibro de la colección La Conquista del Espacio Extra, de Curtis Garland (seudónimo de Juan Gallardo Muñoz, autor de más de 2.000 novelas populares).

Recomiéndanos un libro imprescindible, uno que no nos podamos perder, el que te llevarías a una isla desierta.
No podría escoger sólo uno. Supongo que tendría que decantarme por un lector, una base de datos con cincuenta o sesenta mil títulos (por si la cosa se alarga un poquito) y muchas baterías.

¿Cuál es el mejor libro de Fantasía que has leído?
“El señor de los anillos”, sin discusión; no demasiado lejos estaría “La historia interminable”, y el resto a mucha distancia. Estos dos títulos son obras maestras de la literatura universal y me han aportado vivencias nuevas cada una de las múltiples veces que los he releído.

¿Y de CiFi?
Aquí lo tendría un poco más difícil, ya que ningún título se destaca, sino que hay un buen puñado que tengo en muy alta estima. Dependiendo de la época hubiera podido contestar “Los robots del amanecer” de Asimov, “Neuromante” de Gibson, o “El Instante Aleph” de Egan. Desde un punto de vista estrictamente literario, supongo que el ganador es “1984” (aunque precisando que debe ser en versión original, para poder apreciar a fondo toda su maestría).

¿Y de Terror?
Me gusta sobre todo el terror clásico y en dosis concentradas de Poe, Lovecraft, Howard o Bécquer. En novela, mi favorito es Stephen King, aunque ha alcanzado la cumbre de su arte fuera del género (su gran obra maestra es “Corazones en la Atlántida”). De su producción terrorrífica, me quedo con los libros de sus inicios, resaltando de forma particular “It”. Estirando un poco los límites del género, podría incluir “El nombre de la rosa” o “El péndulo de Foucault” de Umberto Eco

¿Cuál es el primer libro que recuerdas haber leído de niño?
No me concibo sin un libro en la mano. Según mis padres, pasé de los cuadernillos de aprender a leer a las novelas que rapiñaba de las estanterías de mi casa. A los ocho años, por ejemplo, recuerdo que salí muy decepcionado de ver “La historia interminable” en el cine porque no era fiel a la novela (por entonces ya me había leído por primera vez “El señor de los anillos”). Entre mis primerísimos libros se cuentan “20.000 leguas de viaje submarino”, “Narraciones extraordinarias” de Poe (sí, así de rarito he salido) o “Las aventuras de Alan Quatermain” de Haggard (tardé unos quince años en animarme a leer “Las minas del rey Salomón”). ¿El primero absoluto? A saber. Conservo, eso sí, un librito ilustrado que bien podría reclamar el puesto. Se titula: “Soy el Sol”.

¿Qué prefieres, playa o montaña?
Sillón. Veraneo en un apartamento a cincuenta metros del mar y bajo a la playa dos o tres veces por año (la piscina, para refrescarte, ya es otra cosa). La montaña también me gusta bien dosificada. En realidad soy más urbano que agreste.

¿Un lugar ideal para irte de vacaciones?
¿De vacaciones? El lugar más solitario de la Tierra (con una climatología aceptable).
De turismo me valdría cualquier ciudad del mundo.

¿Cuál es la última peli que has visto? ¿La recomiendas?
Si me limitara al cine tendría que hablar de lo horrenda y cabreante que es “The Spirit”, el engendro de Frank Miller, así que me lo tomaré en sentido amplio y recomendaré vivamente “Escondidos en Brujas”, de Martin McDonagh. Me la perdí en su (breve) paso por la cartelera y ya entonces supe que me arrepentiría. Recuperada gracias al DVD, no puedo sino ensalzar su sabia mezcla de tragedia y comedia amarga (aunque la traducción deja bastante que desear).

¿Qué me puede decir de su agria polémica con los críticos literarios de “El País”?
Pues resulta que sí mantengo una polémica, si no con los críticos literarios de “El País”, sí con un artículo aparecido en sus páginas y firmado por Jacinto Antón, en una entrevista concedida nada menos que por Miquel Barceló, uno de los principales editores españoles de género fantástico. En ella (http://www.elpais.com/articulo/semana/galaxia/apaga/elpepuculbab/20080719elpbabese_3/Tes), Barceló anunciaba la muerte de la ciencia ficción, y se trata de un artículo que ha levantado mucho revuelo por todo Internet.

Como es lógico suponer, a alguien que en estos momentos está emperrado en descubrir y explorar nuevos caminos para la ciencia ficción este tipo de opiniones le sientan como una patada en los... higadillos, porque de un plumazo está cuestionando todo mi trabajo (e implícitamente me cierra opciones editoriales). Eso por no hablar de que me parece una idea totalmente falsa. Desde mi pequeño palco en Internet (es decir, Rescepto Indablog), he dedicado varias entradas a argumentar en contra de esta noción (como http://rescepto.wordpress.com/2008/12/12/la-edad-de-hierro-de-la-ciencia-ficcion/ o http://rescepto.wordpress.com/2008/10/13/tiempos-de-crisis-en-la-ciencia-ficcion/). Tal vez no sea una polémica en toda regla (porque es bastante unidireccional), pero el tema a mí me agria bastante.

¿Qué ocurriría si le ordenas a un robot de última generación que te defienda matando a un hombre que quiere matarte a ti?
No creo en los robots asimovianos, ni siquiera en los giskardianos. Si es de última generación, posiblemente sea un modelo postsingularista, diseñado por otros robots y superior en todos los aspectos a los seres humanos. Si no emprendo ningún otro curso de acción, ese otro hombre conseguirá matarme ante la indiferencia o, todo lo más, la curiosidad antropológica del androide. Quizás si no le hubiera dado la vuelta a la tortuga en medio del desierto...

¿Sandokán o Spiderman?
Nunca he sido muy de cómics y, aunque sí un lector voraz de Emilio Salgari, Sandokán no se contaba entre mis personajes favoritos. Ahora bien, entre un niñato pluriacomplejado, vestido con un pijama rojo e incapaz de abandonar el discursito de perdedor nato a pesar de contar con superpoderes, estar casado con una supermodelo y poseer una mente científica digna de un Nobel y un príncipe de Borneo reconvertido en pirata para vengarse de los colonialista ingleses que le arrebataron el trono y mataron a su familia, no hay color. Me quedo con El Tigre de Mompracem.

¿Conan o Batman?
El cimmerio, sin duda. Batman es un personaje que, a poco que te pares a pensarlo, es ridículo (por mucho que Nolan esté haciendo grandes y exitosos esfuerzos por descomiquificarlo). En setenta años ha dado para alguna que otra buena historia, pero el concepto de base, más allá de cuestiones estéticas, es insostenible. En cuanto a Conan... he de reconocer que mi primer contacto con él fue a través de los cómics (los de Vértice, con unas cuantas historias geniales de Roy Thomas adaptando relatos de Howard con dibujo de Barry Windsor-Smith). Después seguí con varios ejemplares de “La espada salvaje”, lo que me permitió descubrir a John Buscema, Ernie Chan, Gil Kane... Sólo que luego accedí al original literario, y entonces el bárbaro de los tebeos se me reveló como una caricatura unidimensional con una fracción de la intensidad del genuino. Howard abrazaba la barbarie, no idealizándola, sino admirando su fuerza intrínseca y el primitivismo, y eso se muestra en su obra. Su personaje está vivo y respira a través de una prosa de apariencia sencilla pero extraordinariamente efectista. Creo que el camino empezó a torcerse con el maquillaje que Conan recibió de parte de Sprague de Camp y Lin Carter (no quiero ya ni hablar del resto de “continuadores”).

Esta pregunta ha sido fácil. Robert Ervin Howard es una de mis principales influencias en fantasía y terror (como se comprobará a poco que empiece a salir publicada mi fantasía épica).

¿Star Wars o El señor de los anillos?
El original es siempre el mejor. Sí, “El señor de los anillos” es una de las fuentes confesas de inspiración de Lucas. Un viejo estrafalario llamado Ganda... Obi Wan, visita a un simple granjero y lo manda en una búsqueda sin esperanza contra un mal todopoderoso. Durante el viaje, Frod... Luke descubre que el viejo es más de lo que aparentaba, y justo cuando más lo aprecia, el muy insensato se sacrifica en un duelo con el Balro... Darth Vader para que pueda escapar. Menos mal que no está muerto del todo, sino que vuelve a escena, sólo que un poco más... luminoso.

Anécdotas aparte, ya he comentado que considero “El señor de los anillos” una obra maestra de la literatura universal, y soy bastante remiso a colgar esta etiqueta. “La guerra de las galaxias”, la trilogía original, por supuesto, es una obra maravillosa, pero se queda un poco por debajo de la genialidad absoluta.

Además, si hablamos de obras derivadas, la trilogía de Peter Jackson le pega mil patadas a la novelización de “Una nueva esperanza” escrita por Lucas (¡Uy, no, que ya ha confesado que el verdadero autor fue Alan Dean Foster!).

¿Indio o vaquero?
Ninguno. Me revientan los estereotipos yanquis y jamás he aguantado las pelis del oeste (crepusculares o no), no puedo dejar de verlas como un cúmulo de tópicos (o de anti-tópicos en las más modernas) y falsa mitología diseñada para proveer de “antigüedad” legendaria a un país sin historia. Ahora bien, si se reformulara la pregunta a ¿Azteca o conquistador?..

¿Tom Sawyer o Harry Potter?
Un caso parecido al anterior. ¿Americano del sur profundo o británico? Creo que me quedo con Harry Potter, por las grandes adaptaciones de Cuarón y Yates, y porque guardo un mal (vaguísimo) recuerdo de la serie de dibujos animados de Tom Sawyer.

¿Asimov o Verne?
Pues como dos preguntas antes he rechazado a ambos, creo que ahora bien puedo quedarme con los dos. Verne ha sido una figura fundamental en mi educación como lector y le debo muchas horas de entretenimiento (con “Veinte mil leguas de viaje submarino”, “Viaje al centro de la Tierra” y “Miguel Strogoff” al frente). En cuanto a Asimov, otro tanto podría decir en una etapa posterior (“Los robots del amanecer” y “Los propios dioses” son dos de los mejores libros de cifi que he leído). Además, tengo que reconocerle su maestría como cuentista, que me sirvió de inspiración durante mi “etapa asimoviana”, de la que conservo cierto gusto por los diálogos ágiles y tan naturales como sea posible. En “El rayo verde en el ocaso” hay dos o tres cuentos asimovianos, y el título hace referencia a Verne; simplemente no puedo elegir.

Una charla realmente interesante, Sergio. Gracias por tu tiempo.



Sergio Mars Aicart , nacido en Valencia, cultiva todos los géneros dentro del Fantástico, aunque la ciencia ficción suele ser dura, el terror sangriento y la fantasía tirando a realista.
Premios y méritos obtenidos:
*"Yamata-no-Orochi", publicado en Miasma 7, seleccionado para la antología "Fabricantes de sueños 2008".
* "Aprendiendo a ser transyo: el transhumanismo en la obra de Egan", publicado en Rescepto 007 nominado como mejor artículo en los premios Ignotus 2007
* Octavo puesto en el Tierra de Leyendas VI (2007) con el cuento "Sísifo Triunfante" (En el PDF de la segunda fase)
* Primer puesto en el II Certamen Kaótico de Sedice (2007) con el cuento: "Mytolítico".
* Finalista en el premio UPC 2006 con la novela corta: "Cuarenta siglos os contemplan".
* Finalista en el XV Pablo Rido (2006) con el cuento: "La tercera ley de la información".
* Ganador del XI premio Gandalf (2005) con "Uzbad Mazarbulu" y mención especial en el mismo certamen por "La noche de los hobbits berserkers".
* Segundo clasificado en el 1er Certamen de Relatos Hispanos sobre la Tierra Media, elanillounico.org (2002), por "El camino está cerrado".
* Tercer clasificado en el VII premio Gandalf (2001) por "Fuego de antaño".

7 comentarios:

Casa de Los Cuentos dijo...

Hola Esteban
Andando de paseo por la red, en busca de contadores de cuentos para aprender y compatir, me encontré tu "El Buen Pozo Sediento" y aquí estoy leyendo. Felicitaciones por tu espacio. Un saludo desde Mérida-Venezuela. Jabier.

Esteban González García dijo...

Hola, Jabier.
Gracias por pasarte. Aquí encontrarás relatos, entrevistas, noticias... y buena compañía.
Espero que disfrutes.
Vuelve cuando quieras.

François de Fronsac dijo...

Buena entrevista, como nos tienes acostumbrados.

Teo Palacios dijo...

Lo que hoy ha sido genial es la introducción, que cobra su sentido más profundo al leer la entrevista. ¡Lo que me he reido!

Esteban González García dijo...

Gracias, Paco. Gracias, Teo.
El bueno de Sergio se entrega en cada respuesta. La verdad es que tiene tantas inquietudes que aún le quedan muchas cosas por contar.
Lo de la introducción es una pequeña broma, un personaje, que no describe a Sergio en nada. De hecho, Sergio me comenta que más bien él habla muy poco... ;)

Juan Patricio Peñalver dijo...

Hola, amigo Esteban. Un personaje realmente interesante, y como siempre una entrevista magnífica. ¿Cómo lo haces?

Eso sí, quizá un pelín larga para mi gusto, que en la red soy de lecturas algo más breves...

Me gusta encontrar a gente joven tan capacitada y tan creativa como Sergio Mars. Además, me he sentido identificado con muchos de sus comentarios (entre otras cosas lo de escribir de madrugada, aunque yo llevo tiempo sin hacerlo).

Un saludo.
Desde mi "lugar" de la Huerta.

Esteban González García dijo...

Gracias Lugareño.
Realmente las entrevistas las hacen interesantes los entrevistados. Son todos unos figuras.
Sí, un pelín larga. Pero no sabía qué recortar...

Gracias por pasarte ;)