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lunes, 9 de febrero de 2009

La loba cautiva


Es invierno, una noche fría y lluviosa de la sierra zamorana, en La Culebra. Inés espera paciente a que amanezca, con el pelo mojado y el aliento helado, buscando refugio entre los robles o entre las peñas.
Junto a ella está Quevedo, su hijo. Ambos esperan. La mañana llegará.
Inés nunca ha conocido tiempos mejores. No les espera. No sabe lo que son. Cuando era un cachorro fue recogida de alguna lobera, arrancada de su familia y criada en cautividad en un pequeño zoo. Allí creció dócil, resignada, triste, enjaulada, presa. Allí llegó Quevedo a su vida, una pequeña alegría en sus tristes días.
En el diminuto recinto de los lobos, Inés pasó la mayor parte del tiempo. Fue alimentada por la mano de sus cuidadores. El lobo feroz, el asesino, el astuto, el temido, el odiado lobo. Fue domesticada y humanizada, el esquivo lobo que nunca se hubiera acercado al hombre. Atractivo reclamo para las escasas visitas de un pequeño zoo. ¡Ahí está, miradle! Ese es el tranquilo, triste y deprimido lobo. Esa es la fiera que asusta a nuestros niños, que mata nuestro ganado.

Sus ojos, nostálgicos de una libertad que nunca ha saboreado, buscan la luna en la solitarias noches de la meseta castellana. No se puede saborear la amargura de una pérdida cuando no se sabe lo que se ha perdido. Resignación, doloroso aburrimiento, calor, frío, hambre, enfermedad, abandono, tristeza, soledad, jaulas, días interminables, uno detrás de otro.
Es invierno, una noche fría y lluviosa de la sierra zamorana, en La Culebra. Inés husmea algo. Quevedo también está inquieto. El recinto está oscuro, silencioso, sin vigilancia.
Era un secreto a voces, una estancia protegida, temporal. Y ellos dos las futuras estrellas del nuevo "Centro del Lobo" que el Ayuntamiento de Puebla de Sanabria y la Junta de Castilla y León tienen proyectado construir en Robledo. Si todo sale bien se usarán estos lobos como reclamo turístico, como modelo de gestión de recursos propios. Un ejemplo de modernidad, de ecologismo, de progreso. Un ejemplo de crueldad, de odio, de destrucción, de extinción, de salvaje progreso.
Nuestra mano (bien o mal intencionada) corrompe aquello que toca; pervierte, destruye, pudre, aniquila. Al final no quedará nada que no esté bajo nuestro control absoluto, que no tenga un beneficio económico, que no sea útil.
Es invierno, una noche fría y lluviosa de la sierra zamorana, en La Culebra. Inés oye la llamada. Ella está familiarizada. Quevedo es más esquivo, menos civilidado.
Inés acude, Quevedo se aleja. Alguien ha llegado al cercado, a oscuras, en medio de la noche. Alguien llama.

El instinto nunca duerme del todo, ni siquiera el de Inés. Le grita que huya, que se esconda. Pero ella acude, como siempre. La mano que alimenta es bienvenida. Incluso en esa fría noche, lluviosa y triste de la sierra zamorana. La última noche para Inés.
Ahora corre libre, encabezando la manada, persiguiendo cada noche la luna blanca. ¡Corre, Inés, corre!
Quevedo aulla hacia el cielo. Algunos creen que a la luna, pero en realidad es a su madre perdida.

Ines fue abatida por disparos, dentro del cercado custodiado de El Casal, en Tábara, el pasado enero.

La noticia en la Opinión de Zamora (y II), en Lobo Ibérico y en Crónica Verde.

4 comentarios:

Alex dijo...

Jopé, uno de los pocos sitios de España donde aún quedan lobos y donde más cazurros somos para solucionar el problema.

Qué lástima, pero en asuntos como este, me parece que Zamora sigue en la Edad de Piedra.

Y lo dice un zamorano.

Esteban González García dijo...

En Zamora, en Valladolid, en Burgos, en Salamanca, en Segovia.
Con los lobos, con los osos, con los linces, con las rapaces...
Somos todos unos cazurros. Soluciones las hay. Pero quien debe tomar la sarten por el mango no hace nada. Y no entiendo por qué.

Martikka dijo...

Qué lástima, me toca de cerca porque me encantan los lobos y en la primera parte de la novela que escribo ahora tienen protagonismo.
Aqui en Catalunya también han habido problemas con los cazadores que pretendían que la unica osa que hay en el Pirineo fuera abatida, puesto que les molestaba. Hay que ver. El tema de los cazadores da para otro post.

Felicidades por tu blog. Te encontré hace unos días por casualidad y hoy vuelvo desde el blog de Teo Palacios. No descarto pedirte algún día una entrevista :)

Esteban González García dijo...

Gracias por pasarte, Martikka :)
Cuenta con esa entrevista cuando la necesites.

Los fascinantes lobos. Reflejan nuestro instinto olvidado, nuestros miedos, nuestros sueños y nuestras pesadillas.
La administración es demasiado pasiva en temas como éste (que no da votos, pero puede quitar).

Una pena que seamos los hombres los listos del planeta.