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jueves, 26 de julio de 2012

Lo más frío del mundo

Hace ya bastante tiempo que mi pequeño ayudante de la posada hace experimentos con kriptonita y todas esas cosas. Los años vuelan (casi cuatro años ya), y es sorprendente lo que maquina últimamente (un día de estos os cuento el invento del Matavolcanes).

De las últimas fue un día en la playa, en el apartamento.
-Papá, ¿qué es lo más frío del mundo?
Me pilla totalmente desprevenido.
-¿Cómo...?
-Sí, que qué es lo más frío del mundo que tú conoces.
-Hmmmm -hago como que me lo pienso- ¡El hielo!
-Ah. Vale.
-¡No! ¡Espera! -Ahí voy yo, listillo entre los listillos, si ya me lo dijo aquella enfermera-. Lo más frío del mundo el el nitrógeno líquido. Mucho más que el hielo. Sí.
Yo esperaba que todo quedase ahí, pero no, el ayudante siempre acaba los trabajitos que empieza.
-¿Y para qué sirve?
-Hmmm -esta vez sí que me lo pienso, mejor no enredarme más con la respuesta-. Pues para congelar células, embriones, tejidos... esas cosas de médicos.
-Aaa.

Al cabo de un rato le oigo trastear por la habitación y hablar con la cocinera del Pozo Sediento.
-Mamá, ¿qué es lo más frío del mundo?
(Je, je, me río yo por lo bajinis)
-El hielo es lo más frío del mundo -responde sin dudar.
-Pues no -replica el enano-, me ha dicho papá que lo más frío del mundo es... ¡el micrófono líquido!





2 comentarios:

Corpi dijo...

Anécdotas para recordar. Los niños tienen montones.
Un saludo

Alex dijo...

Menudo crack de ayudante tienes. Ese os sale escritor, por lo menos ;)