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jueves, 22 de enero de 2009

La edad serena


Leyendo una interesante entrevista a Jose Luís San Pedro (en Público), he encontrado una serie de perlas de valor incalculable. (En azul las citas de esta entrevista).
Recomiendo que visitéis el enlace.

El desarrollo sostenible del que hablan es insostenible. La población mundial se ha triplicado desde 1900 hasta hoy y, desde luego, la capacidad de regeneración del planeta no se ha triplicado. Eso no se puede mantener. Imposible.

Me duelen los oídos cuando oigo a algunos dudar sobre el calentamiento global. Se me revuelve el estómago cuando se destruyen alimentos básicos (cereal, huevos, etc) para mantener el precio de mercado. Me sublevo cuando pienso en lo que se paga a los agricultores por las patatas y los tomates y veo lo que me cuesta a mi en el super.

Cuando he terminado de leer esta entrevista he tenido la misma sensación que cuando oigo en la radio a Herrero de Miñón y Carrillo (sí, a esos). Se puede estar de acuerdo o no con ellos, incluso ellos mismos discrepan. Pero deberíamos aprender a actuar y a argumentar como hacen ellos. Deberíamos aprender de su experiencia, de su serenidad, de su edad. Igualito que los políticos que nos representan.
Cada vez estoy más convencido de que en política debería haber una edad mínima para gobernar.

En el fondo era capitalismo de Estado (hablando sobre el bloque soviético). Si por socialismo se entiende la propiedad pública y la dirección pública, auténticamente pública, que es la verdadera democracia, entonces soy socialista. Claro que el socialismo de verdad, que yo sepa, no se ha aplicado nunca.

La economía actual se basa en el axioma de que el mercado, con su famosa mano invisible, consigue que la suma de los egoísmos lleve al bien común. ¡Mentira!

Pero la libertad es como una cometa. Vuela porque está atada y la cuerda es la responsabilidad.

Toda una lección desde la edad serena.

3 comentarios:

Juan Patricio Peñalver dijo...

Aplaudo (con todas mis fuerzas) esta entrada que has publicado sobre un nonagenario del que se habla poco, pero que tiene mucho que decir. Sí, por su edad. También por lo bien que ha cultivado su mente y su alma durante tantos años.

En fin, me quedo sin palabras ante una entrada tan escueta pero tan directa y tan llena de significado. Creo que eres un escritor magnífico, porque eres un observador aún mejor. Felicidades por ello, amigo Esteban.

¿Sabes? Comparto por completo el mensaje de tu texto: no valoramos lo suficiente a nuestros mayores, la sabiduría y la experiencia que nos pueden aportar. Por algo en los poblados africanos, aunque los hombres fuertes sean los que lideran, los mayores son tratados como un grupo permanente de consejeros (todos, sin excepción, aunque no les apetezca serlo), y siempre se acude a ellos ante los problemas más urgentes y difíciles, aunque sean las tantas de la madrugada y haya que despertarles. Siempre es necesario escuchar la voz de esas personas que se encuentran en la "edad serena".

Un saludo.
Desde mi "lugar" de la Huerta.

Esteban González García dijo...

Su calma (obligada en muchos casos por su mermado físico) hace que la respuesta a los problemas no sea precipitada.
Las ideas deberíamos dejarlas a la experiencia de los mayores. El impulso y músculo ejecutor de esas ideas deberíamos ponerlo los jóvenes. Y así ir aprendiendo para cuando seamos mayores y poder tener entonces ideas.
Es ley de vida. Una ley que nos saltamos a la torera...

Esteban González García dijo...

Por cierto, Lugareño, que gracias por pasarte, que no te he dicho nada. :)