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jueves, 30 de abril de 2009

El ring-ring de las diez y pico

Riiiiiiiiiiiing. Riiiiiiiiiiiing.

Las diez y pico de la noche, suena el teléfono. Un número raro, de pocas cifras (lo sé porque pago el bochornoso timo de la identificación de llamadas). Descuelgo:

-Telefónica le informa de su nueva línea de ADSL de tropecientos megas con nosecuántas ventajas a un precio que noveas... para contratarla o más información puede llamar al 1004.

Parpadeo perplejo, vuelvo a mirar el reloj. Llora mi bebé, se ha despertado con el timbre del teléfono. Ya es el segundo día que llaman a estas horas. Encima es una grabación, una cinta con la voz de una señorita, de sonido metálico, con la que no puedes conversar o cabrearte.
Miro incrédulo el reloj mientras los lloros insistentes del peque taladran mis tímpanos. Llamo al 1004.

-Bienvenido a telefónica -otra vez la señorita de la voz metálica-. Si desea información de un número de teléfono marque el once ocho nosecuantos -una pausa, mi mal humor sube de temperatura-. Si desea contratar la nueva línea ADSL de tropecientos megas llame al nosecuantos... -otra pausa, comienzo a hervir.
Me revuelvo nervioso en el sofá, el niño llora con más insistencia.
-Por favor -prosigue la grabación-, diga qué desea.
Al fin. Ahora puedo hablar yo. Me toca. Se van a enterar.
-¡Oiga, quiero poner una queja! ¡Quiero quejarme de que me llamen a contarme publicidad a las diez y pico de la noche! ¡Estas no son horas, oiga! ¡Además yo no he...
-No le hemos entendido. Por favor, diga con voz clara qué es lo que desea.
Me sale humo por las orejas. ¿Con voz clara? ¿CON VOZ CLARA? ¿ASÍ DE CLARA?
-¡¡Oiga, quiero hablar con alguien!! ¡¡Con alguien que razone!! ¡¡Con alguien que pueda hablar!! ¡¡Oiga!!
-No le hemos entendido. Le pasamos con un técnico comercial.
-¡¡Sí!! ¡¡Eso!! ¡¡Eso es lo que quiero!! ¡¡Un técnico comercial!!
-Buenas noches, le atiende fulanito de tal, estación número nosecuantos. ¿En qué puedo ayudarle?
Es un chico. Ya no hablo con una máquina.
-¡¡Oiga!! ¿Me puede decir qué hora es?
-¿Perdón? -je je, ahora sí que te he descolocado ¿eh?
-¡Sí! Que si tiene hora. Porque tendrá usted hora ¿verdad? -estoy cabreado y encima me ha tocado uno dormido.
-Perdone, ¿puede decirme su nombre, por favor?
-Por supuesto. Me llamo Esteban González. ¿Y usted?
-Le atiende la estación nosecuántos -maldito cabrón, ahora no quieres decir tu nombre ¿eh?
-Le estoy preguntando la hora -repito algo más sosegado, al fin y al cabo la culpa no es de este gilipollas.
-Son las diez y diecisiete, señor González...
-¿Y le parece austed hora de que me llame nadie para ofrecerme no sé qué publicidad de ADSL? ¡Las diez y diecisiete!
-Lo siento mucho, señor González. Si usted lo desea...
-¡¡Yo lo que deseo es que no me llamen!!
-Sí... si usted lo desea, existe un número al que puede llamar...
-¡Ni número ni niño muerto! ¡Que no quiero que me llamen para informarme con publicidad!
-Señor González, si usted lo desea puede llamar al 5555 para anular su publicidad...
-¡¡Que no!! ¡¡Que no voy a llamar a ningún número!! Anote usted ahí, o llame usted si quiere. Que no quiero que me llamen y menos a estas horas. ¡Oiga, que han despertado ustedes a mi niño!
-Sí, señor Hernández... -el capullo éste ya me ha cambiado el apellido.
-Que yo no he dado el teléfono a nadie ni he dado permiso a nadie para que me bombardeen con propaganda. Que ya está bien. Y con el móvil lo mismo. Que no quiero que me llamen para nada. ¿Queda claro?
-Sí, señor Hernández. Tomo nota.
-Bien. Pues si has tomado nota espero que no me llamen para ofrecerme más publicidad.
-De acuerdo, señor Fernández -otra vez me bautiza el memo éste.
-Vale entonces.
-¿Desea alguna cosa más, señor Fernández?
-No. No deseo nada más. Que no me llamen para más publicidad. Sólo eso.
Estoy más calmado. Ya. Respiro hondo. La culpa no es de este pobre, pero necesitaba gritarle a alguien, joder, que vaya horas de llamar.
-Muy bien, señor Fernández. Solo me queda ofrecerle por unospocoseuros al mes la opción nosequégenio que incluye ADSL, televisión por cable y la plataforma digital pus, que incluye un porrón de canales...
Miro el teléfono ojiplático. Me dan taquicardias, me hierve la sangre.
-¿CÓMO?
-...esta plataforma incluye la taquilla de cine, el fútbol...
-No es posible. Les llamo para decir que no quiero más publi y me ofrecen publi. No puede ser. No puede ser.
-Sí, señor Hernández. Esta interesante oferta le lleva hasta su casa...
-No, no, no... -rompo a reir-. Esta llamada es surrealista.
El chico continúa hablando. Rio divertido y asombrado mientras meneo la cabeza y miro el teléfono, diabólico artefacto.
-No siga, no siga. Que no me interesa nada, que no quiero nada.
-De acuerdo, señor Hernández. Buenas noches.
-Buenas noches a usted también.

Cuelgo. No me lo creo. Es una broma, busco la cámara por el salón de mi casa. Cojo al peque en brazos, que sigue llorando a un volumen increible. Pero tras las risas estoy mejor, más relajado. El nene se duerme y yo me voy a la cama.
A lo mejor me pongo el digital ese. Y me cambio de ADSL... ya veremos qué me ofrecen en la próxima llamada de propaganda.


Esto es un relato, no se me enfaden los muchachos de telemárquetin, que tienen que aguantar carros y carretas por cuatro euros, incluido a tipejos como yo.
Lo que sí es verdad es que me llamaron. Y a esas horas.
Y también es verdad que llamé al 1004.
Lo que no es verdad es que despertaran al peque (aún no se había dormido, pero podrían haberle despertado).
Lo que tampoco es verdad es que estuviera enfadado. Estaba viendo el fútbol en la tele y estaba algo aburrido. Y soy un capullo, lo sé. De vez en cuando me gusta renegar y gruñir como un oso.
La conversación fue más o menos así. Excepto los adornos que le he puesto.
Nada, que un abrazo, estación nosecuántos.
¡¡Y que no quiero más publicidad, coño ya!!

miércoles, 29 de abril de 2009

Final de un misterio

Hace no mucho tiempo me llamó la atención una noticia curiosa de un pueblecito cercano a mi ciudad. Hablaba de un noruego perdido, que perdió el rumbo y la vida en una de esas jugadas perras de la suerte, que se inician equivocando un apeadero de tren y acaban cuando te detiene la guardia civil del régimen franquista y te tirotea después, muerto sólo por reclamar su equipaje en noruego. Un crimen de lo más absurdo.

Ahora, este marinero que extravió la suerte en el tren ya tiene nombre y apellidos. Una periodista ha encontrado a su hermano.
Debe ser una noticia muy emocionante, que más de cincuenta años después por fin sepas dónde descansan los restos de tu hermano perdido. Se le ha rendido un homenaje recientemente aquí, en Fresno el Viejo. El noruego perdido tiene ahora nombre, tiene rostro. Así acaba el pequeño mito de un pueblo pequeño en medio de la meseta.
Su nombre era Kjell Björnskan, un joven marino que tuvo la mala fortuna de perderse por allí.

martes, 21 de abril de 2009

Estirpe Salvaje de Montse de Paz


Esta novela que he terminado recientemente tiene muchas cosas sorprendentes.
Cuando uno la ve y la abre por primera vez tiene la impresión de estar ante una novela juvenil. Y así es, así está catalogada y editada, con un recuadrito de filigranas rodeando el texto de cada página, plateados brillantes en la portada... Una magnífica edición, por cierto. Excelente la portada del maestro Calderón... pero que lleva a equívoco, porque aparece una moza, espada en mano, que hace pensar que será la prota. Y no es así, primera sorpresa. En esta novela, ella (Yvanka) es la co-protagonista, siempre un paso por detrás de su hermano (Ruslan), el verdadero actor principal. No digo que la cosa no cambie si hay futuras entregas (que espero con ganas, por cierto).

La segunda sorpresa es que sí, es una novela juvenil, pero no es una novela ñoña, blandita y totalmente aséptica. Me sorprendo leyendo violaciones (o intentos), soldados que se van a putas (sí, he dicho putas, porque lo pone en la misma novela), relaciones sexuales (explícitamente no, claro...), cambios en el cuerpo en desarrollo de Yvanka, su "primer sangrado"... ¡Joer con la novela juvenil! ¡Cómo ha cambiado!
Cuando por fin alcancé la edad suficiente para leer novela juvenil, las que había disponibles no se parecían ni en la sombra a ésta. Es más, en aquella época (recién superada la dictadura), este libro hubiera sido clasificado con dos rombos, dos equis o directamente enviado a la hoguera y a su autora a un convento de clausura para purgar su alma pecadora. Pero por fin la sociedad ha cambiado y ya no hay que esconder cosas naturales y que suceden, nos guste o no. Si además nos las explican con sencillez y naturalidad, como muy bien consigue Montse, tenemos una agradable lectura, que explica la vida tal y como es (o casi).
Por eso, el concepto de novela juvenil se ha ampliado en mi mente. De ahora en adelante leeré con otros ojos las novelas juveniles que caigan en mis manos, sabiendo que todo avanza.

La historia en sí nos cuenta las aventuras y desventuras de la pareja de protagonistas (si queréis saber más tendréis que leer el libro) con un estilo fresco, sencillo, pero no menos eficaz y hermoso. Tiene un regusto estupendo a relato y no se pierde para nada en largas descripciones y sucesiones de datos, datos e historia de los continentes que contienen el reino en el que reina el rey al que sirve el prota... ya me entendéis. Hasta la mitad del libro no caí en la cuenta de que me estaba viniendo a la memoria continuamente otra novela que leí hace muchos años: Miguel Strogoff. Tal vez por la ambientación y los nombres.

Sin embargo (aquí vienen los peros), hay ciertos detalles que no me gustaron. Por ejemplo, percibo cierta "moralina" de la escritora con algunas de las decisiones que toma el prota (como no ir de putas, beber, no darse comilonas...). Es sólo un regustillo, pero me ha chocado que después de permitir que aparezcan en el libro estas cosas, luego haya este detalle.
Además, cambiando de tercio, me rechinan la cantidad de detalles "tiernos" que tienen el prota y un amigo soldado. Tanto acariciar espaldas, contemplarse mientras duermen, pasar el brazo por el hombro... No digo que no pueda ser, pero... los chicos, los hombres, y más en el ejército, no hacen esas cosas. Es por educación (mala educación), pero los chicos no se acarician habitualmente.

No obstante, olvidad de estos detalles totalmente subjetivos y conseguid esta novela. Os recomiendo su lectura u os sugiero que la regaléis a vustros hijos/as, sobrinos/as, ahijados/as.
A mí me entró por los ojos en el Carrefur, donde no esperaba encontrarla. Y me ha sorprendido muy gratamente.

Y de paso, los beneficios están destinados a ayudar a jóvenes necesitados. Montse nos contó los detalles hace bastante tiempo ya, en la primera entrevista de esta posada.
Gracias, Montse. Me ha sorprendido mucho. ¿Habrá continuación?

martes, 14 de abril de 2009

Sorprendido

Cito textualmente:

"[...]tengo que hacer mención especial de:[...] Esteban González y a su "Buen Pozo Sediento" desde el principio su buena acogida y su cordialidad le hicieron ver a este viejo mago que estábamos en la misma onda; gracias."

La verdad es que no me lo esperaba. Ha sido un regalo especial que recibo un día que no es mi cumpleaños. Muchas gracias a tí, viejo mago ;)

¿De dónde he sacado esta cita?

De los agradecimientos de este libro: Caballero de Dragón de Pedro Camacho Camacho. Ahora, gracias a esta cita y a mi voraz curiosidad, estoy haciendo algo que no hago casi nunca: leer tres libros a la vez...

Pedro estuvo por aquí y nos abrió la puerta de su casa, ¿alguno se lo perdió?

lunes, 13 de abril de 2009

Transparente

Hasta que no llegué no me di cuenta del tiempo que había pasado. Más de dos años desde la última vez que fui a la gran ciudad. Y uno se desacostumbra, oiga. Tanta gente, tantos coches… tantos túneles.
Volví a sentir el pánico de saberme perdido, descolocado, en medio de un enjambre de coches a gran velocidad. Duró tan solo unos minutos, lo suficiente para recordar lo tremendamente grande que es la gran ciudad. Y también lo suficiente para confirmar que ya no conozco la ciudad. Aún así me encontré. Podrán cambiar las calles, incluso las carreteras, pero los edificios no. Menos mal.
El resto fue un agradable fin de semana familiar, con reencuentros, besos y abrazos.
Sin embargo, lo que había olvidado también es la cantidad de inmigrantes que viven (o malviven) en la gran ciudad. Algunos tienen trabajo, otros se buscan la vida como pueden. Porque comer, comemos todos. Y eso que ya está inventado el no comer, pero uno se muere. De hambre, supongo, y si no de desesperación.
A la puerta de un gran centro comercial me encontré a un chavalito sonriente, educado, vestido correctamente y aseado, que vendía “La Farola”. No sé lo que pone en ese periódico, nunca he comprado uno. Decliné el ofrecimiento con un gesto de cabeza y una media sonrisa. Y me olvidé de él.
El olvido duró unos pocos segundos, porque nos sentamos en una mesa a pocos metros, en la misma puerta del comercio a dar la merienda a nuestro peque. Mientras chiquitín comía su potito de frutas observé como, infatigable, el chico de “La Farola” ofrecía su periódico a todos los que abandonaban el local. Algunos le despachaban con un gesto, más o menos educado, otros le daban algo de dinero, pero la mayoría le ignoraba absolutamente, mirando al frente como si allí no hubiera nadie, como si nadie les ofreciera un periódico, como si nadie solicitase ayuda.
Él nunca decía nada. Pero murmuraba. Sobre todo cuando le ignoraban.
Imaginé qué murmuraría yo si estuviese en su lugar. Seguro que nada suave.
Imaginé qué haría yo en su situación, inmigrante, en un país desconocido, sin trabajo, tal vez con una familia que alimentar. Creí intuir la desesperación que sentiría si no pudiera ofrecer el potito a chiquitín, ni hoy ni mañana ni ayer.
Acabábamos de gastar un buen montón de euros en cosas prescindibles, que no necesitábamos. Y él allí, buscándose el sustento, céntimo a céntimo. Y nosotros no le habíamos ni dirigido la palabra.
Terminada la merienda nos dirigimos a él y le dimos un par de euros. Él sonrió y nos dio las gracias. Además dijo que nuestro peque era muy guapo. Él también era guapo, un joven de color. De color transparente, porque casi nadie le veía.
Esa noche dormí bien.
Ahora sé lo que vale mi conciencia: dos euros.

jueves, 2 de abril de 2009

Entrevistando a... Roque Pérez Prados


Hace ya un tiempo que venía observando ciertos detalles sospechosos en la bodega de El Buen Pozo Sediento. Desaparecían botellas: hoy un mosto joven, mañana un gran reserva. Faltaban algunos chorizos, algún paquete de azúcar… Ratones no podían ser. Que yo sepa no saben descorchar botellas y no hacen ascos a la tripa del chorizo.
Me propuse averiguar qué es lo que pasaba y vigilé los movimientos de todas las camareras y sirvientes de la posada. No obtuve resultado alguno. Ellos no metían mano en mi bodega.
Y así estuve el último mes, quebrándome la cabeza y viendo cómo seguían apareciendo algunas botellas de mi mejor caldo vacías y cómo faltaban chorizos de las sartas.
Fue por casualidad que descubrí lo que realmente pasaba. Qué curioso. Aparecía cuando la posada estaba llena de clientes y desaparecía durante un ratito, siempre antes de cerrar. Pero nunca le veía entrar o salir de la sala.
Observé cuidadoso, medio escondido entre la cocina y la despensa. Era sigiloso y se movía con cautela. Cuando nadie miraba, se iba acercando a la bajada de la bodega y ¡zas! desaparecía dentro.
Decidido a darle un escarmiento, cogí el cuchillo de trinchar la carne y me encaminé a la bodega, a oscuras. Debo confesar que no fue una idea muy brillante, sino más bien oscura y desatinada. Por la falta de luz y el nerviosismo, esbaré y caí todo lo largo que soy hasta la bodega, midiendo el ancho de cada escalón bien con la espalda bien con las posaderas. El trastazo me dejó sin respiración, sin habla, tendido en el húmedo suelo y puedo decir que por fortuna el cuchillo trinchador desapareció de mi mano y no fue a parar a ningún sitio inconveniente.
Entre el jaleo de la posada y lo débil de mi voz, nadie acudió a mis llamadas de auxilio. Sólo él. Se delataba, pero habiendo visto el tremendo porrazo que soportaron mis costillas no pudo dejar de acercarse a ayudarme.
Y para colmo alguien cerró la puerta de la bodega de un portazo. Ahora sí que esta apañado.
Pasamos casi toda la noche allí encerrados. Mientras yo recuperaba el resuello, él me contó parte de su vida y de cómo bajaba al sótano en mi posada…

¿Roque o Dorian?
Roque, por supuesto. Dorian es sólo un nick.

¿Por qué elegiste Dorian?
Me recuerda al gran libro de Oscar Wilde: “El retrato de Dorian Gray”. Evoca misterio y romanticismo.

Háblanos de “Veinte maneras de bajar al sótano”.
Es una propuesta que hago al lector para que baje conmigo las escaleras de su propio sótano, pues todos tenemos un sótano oscuro y olvidado mucho más cerca de lo que pensamos. Es el lugar donde escondemos aquello que no nos gusta, nuestros miedos, fobias, en definitiva, todo aquello que no queremos tener junto a nosotros a la luz del día. En la introducción explico que yo voy a desnudar mis propios miedos y animo al lector a que haga lo propio con los suyos, nos daremos la mano y bajaremos juntos las escaleras hasta encontrarnos de frente con los temores ocultos en la oscuridad. En un viaje a través de veinte relatos de miedo psicológico, el lector encontrará la oportunidad de identificarse con alguno o algunos de ellos porque, en definitiva, todos los temores son de alguna manera comunes al ser humano. He tratado de plasmar miedos clásicos como el miedo a la muerte, a la oscuridad, a lo desconocido junto con miedos más modernos como el miedo a la carretera, a las operaciones quirúrgicas, a la violencia de género...

¿A qué público va dirigida?
Recomiendo su lectura a todo tipo de público porque el miedo es un factor común al ser humano que nos hace evolucionar si se afronta para superar nuestras inseguridades. Gustará a los aficionados al género de terror pero también hago un guiño a todos aquellos que se acercan con recelo a las páginas para ver si sale un monstruo de ellas y los engulle. Intento huir de cualquier tipo de recreación del horror y me quedo con el miedo como emoción. Para todos los públicos.

¿Te ha costado mucho lograr su publicación?
Lo que más me ha costado es escribirlo, pues ha sido una tarea de años. Cuando el trabajo está acabado hay que moverse para ofrecerlo a las editoriales. La verdad es que he conocido por el camino a muchos amigos que me han ayudado en momentos puntuales y a todos ellos les debo, en parte, la publicación de mi libro.

¿Qué tal acogida tiene un libro de relatos como éste?
La verdad es que no me esperaba que atrajese a un público tan variado, desde gente muy joven hasta ancianos, desde ávidos lectores hasta personas que abrían (y terminaban) un libro por primera vez. Según me comentan, gusta mucho el que puedan leer el libro a su aire, pues eso es una de las ventajas que tienen los relatos: empiezas a leerlos sin requerir un orden determinado y normalmente se acaban de un tirón.

¿Dónde lo podemos encontrar?
Se está comenzando a distribuir por todas las librerías, pero de momento está seguro en las librerías de Alicante: 80 Mundos (http://www.80mundos.com/), Ateneo y FNAC

¿Qué tal las presentaciones que has hecho recientemente?
La primera presentación la hice el 2-12-08 en la librería 80 Mundos de Alicante, me introdujeron mis amigos Mariano Sánchez Soler, escritor y periodista, y Jose Luis Ferris, director de publicaciones del Instituto Juan Gil Albert (editor del libro). Hubo una repercusión importante en los medios de comunicación, con noticias en prensa (Información, La verdad, El País...) y entrevistas en radio (Cope, Ser y Onda Cero). Acudieron unas 80 personas, que para ser una ópera prima no está nada mal. Algunos días más tarde, me invitaron Guardamar del Segura (Provincia de Alicante) para hacer la presentación en la Biblioteca Municipal, acompañado de mi amigo Mariano y la concejala de Cultura Sabrina Amorós. Llenamos el salón de actos con más de 20 personas y pasamos una velada muy agradable en compañía de amigos. Allí me hicieron la primera entrevista televisiva para la Televisión de Guardamar. Finalmente el 12-2-09 presentamos en la FNAC de Alicante, acompañado por mi antigua profesora de literatura del instituto, María Bárcena. Acudieron 50 personas y disfrutamos durante un buen rato con las palabras de María, cargadas de emoción y saber. Fue muy entrañable, pues se acercó mucha gente a la que yo no conocía de nada y que les atraía mi libro, ese es el milagro de la literatura. Ahora tengo pendiente una presentación en mi antiguo instituto de bachillerato Francisco Figueras Pacheco, de Alicante y posiblemente salga alguna más. Como puedes ver, estoy disfrutando de lo lindo mientras promociono mi libro y conozco nuevos amigos.

¿Qué has escrito últimamente y en qué estás trabajando ahora?
El pasado día 2-3-09 presentamos entre varios autores el libro Cuentos a quemarropa” en el que yo tengo el honor de participar con un relato: “Mi nombre es Penélope”. Actualmente escribo, cuando mi trabajo como optometrista me lo permite, mi primera novela. Es una labor muy diferente de la escritura de un libro de relatos. Hay que coordinar muy bien los engranajes para que todo funcione a la perfección. ¡Una verdadera carrera de fondo! Espero que el resultado guste a los lectores.

Eres "Diploma en Novela Negra" por la Universidad de Alicante… ¿qué es esa titulación? ¿En qué consisten esos estudios?
Es un curso que imparte Mariano Sánchez Soler desde hace varios años en la Universidad de Alicante. Trata de la historia del género negro, sus técnicas, sus autores, las grandes obras. Se realiza un análisis de las claves del género así como las técnicas de escritura que se pueden extrapolar a cualquier otro tipo de narrativa. Comienza en Marzo y finaliza en el mes de Mayo con la celebración del “Mayo Negro”, un acontecimiento en el que puedes conocer a grandes autores, españoles y extranjeros, que acuden a Alicante para impartir charlas sobre su obra. Es una experiencia muy recomendable y que significó un antes y un después en mi vida literaria.

Has participado en cursos literarios como el “Curso de Narrativa”, organizado por la asociación de libreros de Alicante, y en el “Taller de escritura: el método”. ¿Se forman escritores en este tipo de cursos o los que ya lo son (o quieren serlo) aprenden técnicas para encauzar su caudal creativo?
Es imposible que una persona se forme como escritor si no se ve atraído por la llamada de la literatura, por el afán de contar historias. Si esa pulsión existe en ti, pero no sabes cómo encauzarla, si buscas algo más que relatar para que te lean tu familia y amigos, entonces los cursos de escritura se convierten en una fabulosa herramienta donde aprender la técnica y las claves del proceso de escritura. De todas formas, el estilo narrativo, la voz auténtica del escritor, debes buscarla en tu interior. Se ve forjada por tu personalidad, por tus vivencias, y eso no te lo va a enseñar nadie.

¿Qué has aprendido en ellos?
Lo primero que aprendí es que, como la vida es un continuo aprendizaje en todos los aspectos, también hablando del hecho literario, nunca se sabe lo suficiente. Aquí se trata de ser consciente de tus limitaciones como escritor y de tener la capacidad para afrontarlas. Si consigues vencer el reto progresas hasta otro punto en que te vuelves a plantear interrogantes. Yo he aprendido a mejorar mi prosa en cuanto a fluidez, a tener claro qué es lo quiero transmitir a los lectores, a estructurar bien mis trabajos, a construir personajes interesantes, a comunicar emociones, lo cual se ha transformado en mi santo y seña como escritor. En definitiva, el aprender a narrar historias me ha ayudado a comprender mejor la vida.

¿Recomiendas participar en este tipo de iniciativas?
Por supuesto. Todo escritor joven que se asoma al desfiladero de la narrativa debería dominar la técnica para que esta le sirva como paracaídas en un hipotético salto al vacío. Y si no eres joven, siempre vas a aprender algo que te enriquezca. Merece la pena la experiencia.

Según las últimas estadísticas, el índice de lectura infantil es elevado, pero se ve reducido al llegar a los 13-14 años. ¿Deja de interesar la lectura a los adolescentes?
Más bien diría que hay asuntos que comienzan a interesar más a los jóvenes, como los amigos, el sexo opuesto etc. Cuando las hormonas comienzan su revolución no hay nada que las pare. Hablamos de nuevas formas de disfrutar el tiempo libre, también del impacto de las nuevas tecnologías, la música, los videojuegos, internet, los chats. Es curioso cómo los adolescentes incluso dejan de ver la televisión. Pero lo más importante es que siempre haya libros en casa. Son amigos silenciosos que no se quejan si uno los abandona en una esquina y están ahí cuando necesitamos compañía.

¿Tú que entiendes de marketing y de publicidad, qué crees que podemos hacer para fomentar la lectura de los chavales?
Ante todo predicar con el ejemplo. De nada sirve si aconsejamos leer a los chavales y luego nosotros huimos de los libros. Pienso que no hay que agobiar a la gente joven porque si eso ocurriera, reaccionarían de manera opuesta a la deseada. Como he dicho antes, que los chavales vean libros en casa, que lean con sus padres, que sientan el torrente de imaginación que escapa de esas páginas abiertas, que sueñen con historias fantásticas. Si es necesario, comenzar con libros ilustrados o cómics para dar el salto más adelante hacia libros con mayor densidad de texto.

¿Cuántas horas le echas escribiendo al día?
No tengo un horario fijo, porque yo vivo de mi trabajo como óptico-optometrista. Esta tarea me demanda gran cantidad de tiempo y esfuerzo, de tal manera que tengo que escribir robándole horas al sueño. Soy bastante irregular y no tengo un número de horas, más bien me marco objetivos por semanas o meses (escribir x hojas, o x capítulos)

¿Corriges o reescribes mucho lo que escribes?
Lo justo para que el trabajo avance. Normalmente hago una primera escritura de un capítulo que voy revisando cada día conforme retomo el trabajo de ese mismo capítulo. Después lo dejo reposar y vuelvo a él cuando he terminado el conjunto. Hago un repaso general y vuelvo a dejar madurar el trabajo un tiempo hasta que abordo una corrección general.

Has hecho alguna incursión en el mundillo del cómic. ¿Has escrito guiones o te has animado además con los dibujos?
Es curioso, pero mi pasión por narrar historias comenzó con el dibujo de mis propios cómics. Eran tiempos en que iba al colegio, y descubrí por casualidad, por medio de cromos, que existían unos seres con poderes excepcionales cuyas aventuras se narraban en cómics. A partir de ahí comencé a dibujar mis propios cómics de super héroes a bolígrafo y en hojas de papel cuadriculado que leían mis padres y hermanos con avidez. Un día, tenía yo unos 14 ó 15 años, llevé aquella colección de hojas garabateadas a una revista de cómics para ver si había posibilidad de publicarlas. Ellos me dijeron que les llevase un trabajo a tinta y que lo considerarían. Fue cuando dibujé “La abuela”, una historia del atraco a una anciana con final sorpresa. Cuando fui a la revista con mi trabajo, ya habían cerrado y en el local había un letrero de “Se alquila”. Se llamaba “Tótem”. Mi gozo en un pozo.

¿Está publicado y se puede encontrar?
No está publicada, pero aún la conservo como oro en paño. No estaría mal publicarla en algún lado. Haría justicia a los esfuerzos de aquel chaval que un día fui.

Fantasía, terror, CiFi, poesía… ¿qué prefieres escribir?
Hasta el momento, la mayoría de mis trabajos tocan el género de terror, aunque no me gustaría encasillarme. Tengo escrito de todo.

¿Y leer?
Me gusta leer todo tipo de libros con calidad. Valoro mucho lo que me quiere contar el escritor, su prosa, sus personajes, su construcción. Es algo que no puedo remediar, cuando leo un libro siempre me sorprendo analizando algo de manera casi mecánica, ¿será deformación profesional?

¿Eres de los que llevan lápiz y papel en el bolsillo por si de repente surge una brillante idea, o de los que cree que recordará esa genial idea y luego la olvida por siempre jamás?
En el cajón de mi mesilla de noche siempre hay una libreta con bolígrafo, pero no me sirve para nada. En pocas ocasiones me he despertado con una idea y la he tenido que escribir. Lo que a mi me funciona es la ducha. Es el lugar de mi casa donde las ideas cobran forma y saltan delante de mis narices. Es increíble la prisa que me entra en esos momentos por secarme y salir a buscar algo para apuntar. Creo que debería tener esa libreta con bolígrafo en el baño. Por lo demás, también se me ocurren buenas ideas en el trabajo. Para eso funcionan muy bien los “Pos-it”, que siempre acabo guardando en el bolsillo y descargándolos en el ordenador cuando llego a casa.

¿Quién es la primera persona que lee tus escritos? ¿Sigues sus consejos?
Suelo dar a leer mis textos a mi mujer, y ella me da su opinión como lectora. Después busco opiniones de amigos escritores para hablar de técnica y construcción. Digamos que me interesan mucho los dos prismas. Deseo saber si se entiende lo que quiero comunicar y si está bien narrado. Luego, saco mis propias conclusiones y actúo en consecuencia.

¿Cuando escribes lo haces siguiendo un guión previamente establecido o simplemente te sientas y comienzas a teclear lo que va saliendo?
Hay dos tipos de escritores, los “de mapa”, que planifican su recorrido antes del viaje, y los de “brújula” que se lanzan a la aventura sin saber lo que pasará. Yo comencé siendo de “brújula”, el problema era que me bloqueaba demasiado a menudo por desconocer determinados detalles de la historia. Así empecé a planificar y me he convertido en escritor “de mapa”. Reconozco que nunca se puede planificar una narración al cien por cien y siempre acaba algún personaje haciendo cosas que no le correspondían. (Y eso me gusta porque así combino las dos tendencias)

¿Cómo ves el panorama de la literatura fantástica a nivel nacional?
Creo que hay buenos autores emergentes que reclaman un lugar junto a los grandes. Es bueno que exista un relevo generacional y que se vaya dejando entrar poco a poco a esos escritores que traen un soplo de aire fresco al panorama literario. Me acuerdo, por ejemplo, de David Mateo, Manel Loureiro y de Claudio Cerdán, aunque podría nombrar a otros muchos.

¿Qué tiene la zona del Mediterráneo (Murcia, Valencia, Cataluña), que no tienen otras zonas (como la árida Castilla y León) para que los autores de esa zona comiencen a despegar?
No sé si tiene que ver con la bonanza climatológica o con los vientos de levante, pero sí que se aprecia un resurgir de las nuevas vocaciones en estas zonas costeras. ¿Será la gastronomía mediterránea? ¿Quizá el arroz? Habría que hacer un estudio en profundidad sobre el asunto. Hay material para una tesis doctoral...

¿Crees que con el uso de las nuevas tecnologías (blogs, libros electrónicos, etc) se mejorarán las oportunidades para los autores nóveles o desconocidos nacionales?
Por supuesto. No cabe duda de que las nuevas tecnologías te ofrecen la posibilidad de que mucha gente acceda a tu obra. Esto ya rompe barreras, igual que el acceso al gran torrente de información que aporta internet. Ahora si quieres escribir una historia que acontezca en la Edad Media, no es imprescindible visitar una biblioteca y pasar horas delante de libros. Puedes obtener muchísima información solamente pulsando una tecla de tu ordenador. Yo mismo he diseñado un blog para mi libro donde recojo la información que se va generando y los lectores tienen la posibilidad de dar su opinión:
http://www.veintemanerasdebajaralsotano.blogspot.com/

¿Qué libro(s) estás leyendo ahora mismo?
Tengo el defecto de leer varios libros a la vez, de forma que voy pasando de uno a otro según el momento de ánimo en que me encuentre. Puedo devorar un libro de un tirón o combinarlo con otros en una lectura más relajada. Por lo general siempre tengo en mi mesa uno o varios libros de narrativa y alguno de creación literaria. Ahora mismo estoy leyendo “El viento de la luna” de Muñoz Molina, junto con “La casa infernal” de Richard Matheson. También “El médico perplejo” de Robert S. Bobrow y de vez en cuando paladeo el excepcional libro sobre creación literaria “Zen en el arte de escribir” de Ray Bradbury.

Recomiéndanos un libro imprescindible, uno que no nos podamos perder, el que te llevarías a una isla desierta.
Algunas veces he tenido que realizar selección de personal para mi empresa o para otras. Suelo pedir a los candidatos que me hablen de sus aficiones. Y te preguntarás: ¿esto que tiene que ver? Pues muy fácil: si una persona no es capaz de hablar con pasión de algo que le gusta, difícilmente podrá reflejar esa pasión en su trabajo. Si yo tuviese que elegir al escritor más apasionado a juzgar por sus artículos y trabajos, sin duda elegiría a Ray Bradbury. Por ello recomiendo con total confianza “Zen en el arte de escribir”, merece la pena acercarse a su lectura.

¿Cuál es el primer libro que recuerdas haber leído de niño?
Fue “Guillermo Tell”, lo leí con 7 años durante un viaje en coche de 3 horas, donde por cierto, no me mareé con las curvas. Me lo regalaron en mi Primera Comunión.

¿Qué prefieres, playa o montaña?
Como vivo en la playa, siempre prefiero la montaña para descansar.

¿Un lugar ideal para irte de vacaciones?
Tengo un bonito recuerdo del pueblo de Grazalema, en Cádiz. Pasé buenos momentos en contacto con la naturaleza. Muy tranquilo.

¿Cuál es la última peli que has visto? ¿La recomiendas?
Ha sido “Slumdog Millionaire”, una gran película que te hace pensar en la suerte que tenemos de haber nacido en un país desarrollado como España. La recomiendo.

¿Qué me puede decir de su agria polémica con los críticos literarios de “El País”?
Ya está todo arreglado. Al final tuvieron que reconocer que Alicante es una ciudad a la que se le puede sacar mucho partido literario. Los lectores me dieron la razón.

¿Qué te da más miedo El Exorcista o Viernes 13?
Lo que de verdad me da miedo es no llegar a fin de mes, o que me suban la hipoteca. Es terrorífico. Pero si tengo que elegir, me quedo con “El exorcista”.

¿King o Koontz?
Por supuesto, King.

¿Sandokán o Spiderman?
Me quedo con los dos, aunque Spiderman es un viejo amigo cuyas aventuras he llegado a dibujar en cómics caseros de niño.

¿Conan o Batman?
Elijo a Conan.

¿Star Wars o El señor de los anillos?
Me quedo con “La guerra de las galaxias”, que es el título con el que crecí disfrutando de aquellas maravillosas aventuras en el espacio de héroes con sable láser y batallas estelares.

¿Indio o vaquero?
De pequeño me gustaban los vaqueros, y sobretodo el Séptimo de Caballería. Según iba creciendo me daba cuenta de las matanzas indiscriminadas de indios que sólo querían vivir en paz en sus tierras. Me quedo con los indios.

¿Tom Sawyer o Harry Potter?
Me quedo con mi viejo amigo Tom Sawyer.
Un fuerte abrazo a todos los amigos de El Buen Pozo Sediento.

Gracias, Roque. Pero esto no acaba aquí...
Ve sacacando la bolsa que alguien tiene que pagar las botellas que faltan de la bodega. ¡Y los chorizos! Que ultimamente todo el mundo se me marcha sin pagar de la posada... ;)

Roque Pérez Prados: Alicante, 1968. Diplomado en óptica y optometría. Ha trabajado en publicidad para prensa, radio y televisión. Diploma en novela negra por la Universidad de Alicante. Ganó el 2º premio de monólogos de terror Alicante se asusta, en 2003. Finalista en diferentes certámenes literarios. Veinte maneras de bajar al sótano es su primer libro de relatos.




Para los que estéis interesados, El gran Nébulos (Francisco Illán Vivas) ha realizado otra estupenda entrevista a Roque Pérez. Y se complementa a la perfección con ésta :)