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lunes, 10 de agosto de 2009

Agosto

Hace calor. Es verano. Vacaciones, galvana, siesta.
Pero también movimiento. A algunas personas no les sienta bien el verano. A mi sí. Aunque se pase rápido y sea un fugaz periodo que se hace aún más corto por estar el resto del año suspirando por él.
Hace tiempo que no escribo nada por aquí. No es por desgana, es por falta de tiempo.
Estos días, tras recargar pilas en vacaciones, he retomado viejos y nuevos proyectos que tenía aparcados y he comenzado con mucha furia el año que viene.
Sí: el año que viene. Algunos lo dejáis para otoño (inicio de curso, cambo de estación...), otros para enero (año nuevo, vida nueva). Pero yo lo empiezo en verano, después de vacaciones.
Desde hace unos cuantos años, he comprendido que las vacaciones tienen (deben tener) un componente puramente egoísta. El descansar (habitualmente la cabeza) resulta imprescindible. Y el año que no lo hago, acabo pagándolo (caro, por cierto). Y si de paso aprovecho para dormir bien y olvidarme de estrés y problemas, la cuenta me sale redonda: recarga finalizada.
Así, que este mismo verano he preparado más de media docena de concursos (cuentos infantiles), he retomado un olvidado proyecto del que os contaré en breve y he comenzado a hacer cursos, cursos y cursos (dichosas oposiciones). Además estamos rematando alguna cosa en casa (¿esto no se acaba nunca?).
Y por fin parece que tengo casi listo el guión de la novela en la que estoy trabajando, la cual no quiero comenzar a escribir sin saber dónde lleva. Al menos lo tengo todo en mente y mi idea es ir avanzando, aunque sea poquito a poquito.
Llevo dándole vueltas al asunto ya mucho tiempo y he escrito varios relatos ambientados en la novela o desarrollando alguna idea que aparecerá en ella.
Todo comienza así:

"Irviel Nazghiran, férreo Paladín de la Legión de la Luz, Vengador Consagrado, Custodio de la Diosa y máximo exponente de firmeza y lealtad, jamás había dudado hasta ese preciso instante. Mientras montaba observó de reojo a la criatura más bella y dulce que nunca había tenido la fortuna de conocer. Y de inmediato recordó su valor, la pureza de su sangre divina, sus dones ocultos. Un leve suspiro se escapó de sus temblorosos labios. (...)"
Pasad buen verano, que esto se acaba en breve. Y recargad pilas.
PD: el texto forma parte del prólogo, que es a su vez un relato, y está convenientemente registrado en el registro de la propiedad intelectual. Por si las flys.

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